Si hay un aspecto que amo de Kid Icarus Uprising y que subordina los demás ámbitos igual de elogiables es que se trata de un juego que utiliza sus limitantes en prioridad del diseño, y no solo eso, tienen un porqué más allá del hardware en que se trabajó. En una ocasión se le cuestionó a Sakurai de por qué mierdas no se le ocurrió poner la opción de utilizar otro stick analógico para sustituir la pantalla táctil por medio de un accesorio que nintendo sacó. Y él campantemente dijo “No, así está diseñado, en dado caso el otro stick sería aprovechado para gente zurda”
La respuesta se interpretó inmediatamente como de flojera del diseñador, soberbia, o simplemente absurdo. Sin embargo cuando lo juegas te cae el veinte del motivo.
Kid Icarus es un juego caprichoso que no tuvo temor en decirnos--- a ver cabrón, esta es mi propuesta y si no te agrada ve a chingar a tu jefecita santa----. Esta inflexibilidad aparentemente soberbia obedece a la confianza en que te adaptarás a nuevas reglas otorgándote una experiencia distintiva de lo que conoces del género.
A veces solemos olvidar que la esencia de un juego es en realidad el seguimiento de reglas que delimitan tus acciones precisamente para hacerlo atractivo y tenga estimulantes. Y esas limitantes son precisamente las que les dará singularidad a un concepto. Sí, Kid icarus limita es porque su diseño lo exige así (sea deliberado o accidentado), no tanto por el hardware en sí. Te da las reglas y tiene esperanza el juego que al comprenderlas te adentres a su reto particular que no encontrarás en otro lugar.
Esta filosofía de diseño puede parecer tan obvia, pero no lo es, y menos en estos tiempos donde se busca más la experiencia global del placer por medio de varios artificios que del juego mismo. Que Kid Icarus Uprsing haya despertado infinidad de prejuicios sobre su control o sistema de juego nos habla de que esa manera de diseñar de “yo pongo mis reglas porque esto lo hará interesante” se está diluyendo.
Tal vez el Internet nos ha hecho creer ilusamente que merecemos tener lo que pidamos. Pues todas las voces hasta las más estúpidas son escuchadas y meditadas. Sin embargo olvidamos que grandes propuestas no pidieron la opinión del mercado. Simplemente idearon algo que les parecía divertido a ellos, y que posiblemente sería aceptado por más gente siendo comercialmente eficientes. Nadie pidió The legend of zelda o un Super Mario Bros, pero alguien dijo----eey, tengo estas reglas y diseño para aplicarlas y crear un juego, y si convenzo a los demás de adaptarse pienso que daré algo divertido e interesante---.
Finalmente, ¿cómo se juega Kid Icarus? Respondo, juégalo. Hay infinidad de videos oficiales de Nintendo de cómo se juega pero ninguno acierta para atraer a la gente. Porque al final sus reglas brillan cuando se ponen a prueba el tipo de diseño que fue aplicando Sakurai a lo largo de todos sus niveles. Es una propuesta sencilla y limitada que funciona de maravilla y lo hace ser un juego diferente, y no una “experiencia” diferente que es ahora lo que apuesta la mayoría de la industria del juego mainstream, que su lema se resume en ; “juega de igual manera que otros cien juegos en el mercado pero es una experiencia diferente.
