¿Perdedor o Ganador?
Dave Mustaine. ¿Perdedor o ganador? Es una pregunta que a menudo me hago, como fan de Megadeth en particular y de la música Rock en general. Para contestarla, hemos de hurgar en los inicios de este controvertido personaje dentro de la escena metalera. Dave Scott Mustaine ya de pequeño era un niño excéntrico, que encontró en la música heavy metal una via de escape a la rutinaria vida que llevaba con su familia en La Mesa, California. Tras la separación de sus progenitores su hermana fue su mayor apoyo. Aunque era un chaval deportista (en la escuela fue apodado Mustang porque corría bastante rápido) pronto empezó a flirtear con las drogas y el alcohol. Menos mal que tenía la música como terapia y armado con una humilde BC. Rich, Dave ingresó en las filas de una banda local llamada Panic, a finales de los setenta. Tras tocar un tiempo con ellos, llegamos a un momento crucial en la vida de Mustaine, que a la postre, lo marcaría profundamente. Podemos resumir ese momento tan especial con una sóla palabra: Metallica
Era el año 1981 cuando Lars Ulrich empieza a reclutar a gente para su proyecto metálico (lo tenía bastante claro, el chavalín danés) y para ello pone un anuncio en una revista local para buscar guitarristas que se unan a su causa. Mustaine se hizo con el puesto, ya que (aunque autodidacta) era un guitarrista bastante habilidoso y creativo. Pero tras un prometedor inicio, en el cual Mustaine compuso algunos temas que hoy día siguen presentes en el repertorio de Metallica, llegaron los problemas. Mustaine le pegaba a las drogas y al alcohol cosa fina. Sus ex-compañeros también pero lo de Mustaine era harina de otro costal. Y tras varios enfrentamientos con los principales líderes de la banda (Hetfield y Ulrich) deciden expulsarlo porque ya no aguantan más sus gilipolleces y sus idas de olla con el alcohol. Hasta aquí bien. Dicen las malas lenguas que lo que realmente ocurrió era que Mustaine le estaba ganando terreno a la cara visible de la banda. es decir, James Hetfield. Evidentemente, Mustaine tenía madera de líder y ya no había sitio en el grupo para un tercero. Solución: a la puta calle. Así de claro. Como curiosidad, mientras Mustaine aún era miembro de Metallica, Ulrich y Hetfield ya habían contactado con un chaval que se estaba labrando una reputación como guitarrista de thrash metal y que militaba en las filas de una banda llamada Exodus. Kirk Hammet, que así se llamaba el chaval, había tomado varias lecciones con el maestro de la guitarra Joe Satriani y además poseía un carácter afable y tranquilo, no como el barandas de Mustaine. En mi opinión, esa es la clave para que Metallica permanezca hoy día cohesionada. En su afán de controlarlo todo, Ulrich sabía que, por su personalidad, Hammet era más manejable que Mustaine que aunque increíblemente talentoso era muy difícil de controlar. Kirk Hammet es un excelente guitarrista, pero no llega a los niveles de Mustaine en cuanto a composición se refiere.
Así, Mustaine coge sus maletas y se sube a un autobús con destino a Los Angeles. En el viaje, empieza a darle vueltas al coco porque (suponemos que algo resentido) le ronda por las cabeza la idea de formar su propia banda. Casualidades de la vida, mientras iba en el bus, lee en una revista la palabra megadeath y dicho vocablo le llama poderosamente la atención. Megadeath: Unidad de medida equivalente a un millón de muertes humanas empleada en cálculos del ejército estadounidense.
Un buen nombre para su banda, debió de pensar. En ese momento, nació Megadeth. Los inicios fueron duros (y salvajes) y Mustaine seguía pillado con las drogas. Su mejor apoyo en la banda, siempre fue el simpático David Junior Ellefson, un chaval al que sus padres le enviaron a una escuela privada a estudiar música y acabó tocando el bajo en la banda de un yonqui rockero. La primera vez que se conocieron, era vecino de Mustaine (en el piso de abajo) y tocaba la misma canción con su bajo las 24 horas del día. Así que un día, Dave Mustaine (drogado perdido) le tiró una maceta por la ventana que afortunadamente no causó daño alguno en el bajista. Cuando David subió a pedirle explicaciones, Mustaine le invitó a cervezas y cocaína y se hicieron muy amigos. Paralelamente, la carrera de Metallica ya sin el lastre de Mustaine, empieza a despegar de manera fulgurante. Lps como Kill em all o Ride The Lightning (auténticos referentes del género) contienen temas compuestos por Mustaine (él afirma que usaron temas suyos hasta Master Of Puppets) y que tuvieran éxito con Metallica le irritaba sobremanera.
El ídolo de Mustaine siempre había sido Alice Cooper y aprendió de éste que debía rodearse de buenos músicos si quería llegar a algo en éste negocio. Así, fueron pasando uno tras otro, gente como Chris Poland, Gar Samuelson o Jeff Young (al cual Mustaine puteaba escupiendo en la botellita de agua que éste llevaba a los conciertos) que aún siendo buenos músicos no terminaban de cuajar por una razón u otra. A principios de los noventa, Marty Friedman (ex-Cacophony) entra en la banda como solista y la banda pega un salto de calidad impresionante. Con Friedman y un nuevo batería supertécnico de nombre Nick Menza, Megadeth graba uno de los mejores álbumes de la historia del Metal: Rust In Peace. La formación se consolida por primera vez en su historia y empiezan a componer temas realmente buenos y la calidad (y el nombre de la banda) crece día a día. De ésta manera, Mustaine y sus chicos empiezan a dar forma a su álbum más ambicioso, un proyecto en forma de discazo que daría directamente en los morros de su más directos competidores en el mercado: Nuevamente Metallica entran en escena y Mustaine se prepara para dar el golpe de gracia aquellos que renegaron de él y lo expulsaron de su sueño musical. Pero, para su desgracia, Ulrich (que no tiene un pelo de tonto) se ha hecho con los servicios de Bob Rock, un reputado productor que ha trabajado con grupos de éxito como Bon Jovi, en un intento de llevar la música de Metallica un paso más allá en la industria y vaya si lo consiguió. Cuando salió Countdown to Extintion (un disco magistral, todo sea dicho) Mustaine se las prometía felices y parecía haber ganado la batalla interna que mantenía con Metallica. La realidad fue devastadora. Al poco de salir Countdown to Extintion al mercado, Metallica sacaron su archifamoso Album Negro y vendían cifras millonarias que Megadeth nunca alcazarían. Una vez más, otro duro golpe para Mustaine que lejos de amedrentarse, se vuelca aún más en su música sabiendo que Megadeth nunca jamás serían tan famosos como Ulrich y compañía.
Dave Mustaine, nos ha ido regalando auténticos discazos a lo largo de su carrera como Cryptic writings o el más reciente Endgame pero siempre le ha acompañado la etiqueta de autoritario, malhumorado y problemático. Atrás quedan anécdotas como cuando su primer hijo casi se le cae de los brazos porque estaba muy drogado o cuando se apuntó a AA y a la salida siempre le esperaba David Ellefson para ir a comprar cocaína. En la actualidad (con casi cincuenta años) practica artes marciales, ha dejado de beber y ha aparcado las drogas a un lado para centrarse en su mujer y en sus hijos. Volviendo a la pregunta que da nombre a éste artículo, ¿Es un perdedor o un ganador? La respuesta es obvia: Es un luchador. Y Megadeth es la prueba de ello. Por mi parte, tan sólo quiero darle las gracias al binomio Ulrich/Hetfield por haberle expulsado de Metallica y que de esa rabia naciera una fantástica banda llamada Megadeth.
Raff Wylde
Adultez gamer.
por Kingcool {"src_avatar":"https:\/\/cl2.buscafs.com\/www.levelup.com\/public\/uploads\/images\/34118\/34118_64x64.jpg","nickname":"Kingcool","user_name":"Mario B","user_link":"\/usuario\/Kingcool","posts":3613,"theme":"default","cover":false,"status":true}
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