Quédate en casa: BioShock, tan cerca de la pesadilla y tan lejos de la utopía

La tragedia que comenzó en la víspera de Año Nuevo de 1959


Las medidas cautelares por la pandemia de COVID-19 siguen y en el caso de nuestro país, México, recién se confirmó la ampliación del periodo de cuarentena, lo cual significa que tendremos, en la medida de los posible, que seguir en casa para evitar la propagación del virus. Pese a lo complicado de la situación, no podemos negar que es una oportunidad única para dedicar más tiempo a los videojuegos y el equipo de LEVEL UP está consciente de ello. Por eso, en esta ocasión me permito escribir sobre BioShock

La idea del fin del mundo siempre está presente en distintas sociedades, quizá como un deseo que algunos guardan en secreto y otros manifiestan abiertamente. Después de todo, la vida social también implica conflicto y la historia da cuenta de las desigualdades creadas y formadas por distintos proyectos sociales, de ahí que existan sectores para los que el fin de todo sea una especie de liberación, así signifique el colapso mismo. Distintos medios han abordado la caída de la humanidad, ya sea en conjunto o en espacios específicos, y los videojuegos no han sido ajenos a mostrar el colapso social en situaciones críticas, quizá por eso un juego tan emblemático como BioShock sale a colación en estos momentos y se convierte en mi recomendación de la semana.

Lanzado en 2007 para Xbox 360 y concebido por la menta y talento de un equipo liderado por Ken Levine con algunos miembros, él incluido, que habían participado en el título de culto para PC System Shock, BioShock surgió de la profundidad del mar como una de las propuestas no perteneciente al first-party que marcaba la llegada de la nueva generación. La consola de Microsoft se había adelantado años antes, pero es un hecho que en 2007 muchos jugadores seguían atrapados en el encanto de PlayStation 2 y el primer Xbox y aún no veían algún atractivo real para dar el salto a los nuevos sistemas.

Si no recuerdo mal, la publicidad de BioShock apeló a la que en su momento tuvo Shadow of the Colossus, con esos anuncios de tipo sensacionalista que indicaban el descubrimiento de los restos de un coloso. En este caso, se mostraba un buzo que había descubierto algo en el fondo del mar, vestigios de algo enorme que existía o existió fuera de la ley y organización social de la superficie. Esa simple imagen, su paleta de colores y lo que parecían ser ruinas de otro tipo de mundo fueron suficientes para captar la atención de los jugadores.

Fue entonces que, a raíz de un accidente de avión, nuestra vista quedó postrada ante un faro en medio del mar, el cual nos llevó a un lugar desconocido donde quedaba claro que no existían dioses, ni reyes, solo el hombre. Tras aquel descenso, conocimos Rapture, una ciudad rebosante por fuera pero podrida por dentro que había sido creada como tercera vía en marco de la posguerra y el inicio de la Guerra Fría. Esta apuesta por la utopía encontraba su génesis en Andrew Ryan, magnate que representa el objetivismo de Ayn Rand y su idea de que el objetivo moral del humano es encontrar su propia felicidad y velar por el interés propio por lo que no hay necesidad de figuras dominantes.

Brutal desde el inicio y hasta el final, BioShock se presenta ante nosotros como la utopía convertida en pesadilla y qué mejor manera de darle protagonismo que a través de la primera persona, alejándose solo lo necesario de los FPS que estaban a nada de ascender a los primeros planos. El juego de 2K Boston, luego Irrational Games, nos pedía reconstruir la historia de Rapture, desde su origen, su breve desarrollo, el descubrimiento del ADAM y la razón por la que éste material proactivo genéticamente se convirtió en la adicción que derrumbó todo y dejó el tiempo detenido en la víspera de Año Nuevo de 1959.

BioShock supo integrar elementos de FPS, de exploración, incluso de rol, para ofrecer una de las propuestas más ambiciosas y mejor logradas de la, en ese entonces, nueva generación. El paso por Rapture y la experimentación de su decadencia, su caída y su dolor quedó plasmado de inmediato en la mente de aquellos que lo jugaron en su momento y que bien hicieron en difundir este descubrimiento en el fondo del mar entre sus amistades y allegados.

Afortunadamente, y pese a que Irrational Games terminó por colapsar igual que Rapture, BioShock sigue vigente y es un título al cual puedes acceder desde PlayStation Store, Xbox Market, plataformas de distribución en PC e incluso todavía es fácil conseguir copias de Xbox 360 y PS3. Asimismo, existe la opción de vivir esta aventura en BioShock: The Collection para PS4 y Xbox One, entrega que también se prepara para llegar a Nintendo Switch.

Sin duda, BioShock es uno de esos títulos que se prestan para disfrutar en estos días que hay mayor tiempo para dedicar a los videojuegos. Finalmente, te dejo con uno de los mensajes de bienvenida de Andrew Ryan y te deseo un interesante descenso a Rapture:

”Soy Andrew Ryan y tengo una pregunta que hacerte, ¿acaso un hombre no tiene derecho al sudor de su propia frente? No, dice el hombre de Washington, pertenece a los pobres. No, dice el hombre del Vaticano, pertenece a Dios. ¡NO! dice el hombre de Moscú, pertenece a todos. Yo rechacé esas respuestas. En vez de eso, elegí algo distinto. Elegí lo imposible. Elegí... Rapture"

Recuerda que nuestra sección "Quédate en casa" sigue sumando más títulos cada día y en este enlace encontrarás los juegos recomendados por nuestro equipo.

Asimismo, aprovecho para compartir las entregas más recientes y sus respectivos autores:

Mardokeo Galván — INSIDE, un siniestro viaje al individualismo
Quake — Team Fortress 2 y sus inolvidables personajes
Pedro Cesari — Hitman, la incomprendida misión del Agente 47
Víctor Rosas — Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty, momento único para la franquicia
Fernando Salinas — The King of Fighters XIII, la joya de SNK que los fans de los juegos peleas deben jugar

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