Juzgar un título con base en su apariencia gráfica es una tarea compleja. Pienso que, por sí mismo, el conteo de polígonos no debería afectar nuestra opinión; los factores que realmente ejercen un impacto en la experiencia son la dirección de arte, de sonido y otros elementos. Al final, evaluamos el valor técnico de un juego según lo adecuada que sea la adaptación de los conceptos de la fase de planeación al producto final.
En otras palabras, el valor de, como solemos decir vulgarmente, las "gráficas" de un juego depende más de qué tan eficaces son para transmitir una intensión estética y no tanto de la tecnología o efectos empleados para producirlas. Así, los cambios que percibí en la edición definitiva de Tomb Raider, lanzada recientemente para Xbox One y PlayStation 4, son una contribución marginal a la atmósfera del título.
Mi primera impresión no fue buena. Al comienzo del juego, Lara se encontraba colgando de los pies. En la versión de Xbox 360, su coleta obedecía las leyes de la gravedad y caía grácilmente (aunque su fleco no); sin embargo, en el PlayStation 4 y en el Xbox One, el cabello fue modificado para que la simulación fuera más "realista" (gracias a la tecnología TRESS FX). Tristemente, esto producía un extraño efecto que desafiaba la física. Es un detalle menor que palidece frente a la magnífica apariencia del cabello de la protagonista en otras situaciones, pero a fin de cuentas, constituye una falta.
Otro detalle que noté fue el mayor contraste de esta edición. Sin duda, los escenarios y los objetos adquirían más volumen gracias a esto y no eran aplanados por la homogeneidad, como ocurría en la versión de Xbox 360. También debo destacar el nuevo modelo de cabeza de Lara; tal vez no sea evidente al inicio, pero fue rehecho para la Definitive Edition.
En el video que colocamos al final de este texto, notarán que, en ciertos momentos, Lara ahora tiene más detalle en la sangre, lodo y otros componentes básicos que deben cubrir a un héroe de acción prototípico. El mayor conteo de polígonos permite, además, que el cuerpo de la protagonista tenga más densidad. Es lógico que gran parte de los nuevos recursos disponibles se emplearan en el modelo del personaje que utilizaremos durante todo el juego, pero ello no implica que el mundo que exploraremos haya sido desatendido.
El cambio más evidente son las texturas de los objetos. Su resolución es, al menos, 3 veces mayor que antes. Añadan que el título ahora corre a 1080p nativos (y 60 FPS en el PS4) y tendrán una calidad visual incomparable con las versiones de la generación anterior. Por otro lado, noté pequeños detalles en esta edición que no están presentes en el PS3 y el Xbox 360: las gotas de lluvia se iluminan individualmente al atravesar la luz y los árboles y plantas reaccionan más con el entorno.
Como comenté, los cambios visuales son complementarios. La intensidad de la atmósfera del título original para Xbox 360 y PS3 se mantiene prácticamente intacta. Por otro lado, la Definitive Edition está muy próxima en términos visuales con la versión de PC del título. Sin embargo, en ninguno de los casos anteriores, me parecería justificado comprar de nuevo el juego sólo para experimentar sus visuales renovados. Aquí es donde entra el resto de los añadidos.
El DLC de Tomb Raider no es una adición sustancial. Aunque agradezco que la Definitive Edition incluya todo el que ha sido lanzado hasta la fecha, casi todo se trata de ítems, accesorios para las armas o mapas para el poco inspirado multijugador (una oferta genérica que no ofrece suficiente valor como para dedicarle tiempo). La campaña, el aspecto más destacado, sólo se ve favorecida por una tumba extra para explorar.
Como detalle final, en ambas versiones de esta edición hay comandos por voz. En el PlayStation 4 necesitas la cámara y Xbox One ya incluye Kinect. El comando más útil definitivamente es mostrar el mapa; sin embargo, para todo lo demás y esto lo han probado otros títulos con funciones similares es más práctico y sencillo utilizar el control, pues responde instantáneamente y sin retraso.
"Edición definitiva" es un buen nombre para esta versión. Aunque mi estima personal por el juego no es la más alta, para quienes estén interesados en disfrutarlo, Tomb Raider: Definitive Edition constituye la mejor opción (si no juegan en PC). En mi opinión, si ya terminaron el juego en Xbox 360 o PS3, no hay una razón de peso para volver a adquirirlo aún con la adición del DLC o los comandos de voz, pues en conjunto, la edición es una mejora leve de la estética del juego y su atmósfera, mas no de sus mecánicas o dinámicas.
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