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En una temporada fuerte para las ventas y con la consola más potente del mercado recién lanzada, Microsoft busca tener ofertas para todos los gustos. Entre su catálogo de lanzamientos está Super Lucky’s Tale, una propuesta modesta que nos recuerda la época dorada de los juegos de mascotas con un simpático zorro dentro de un colorido mundo.
No es la primera vez que el universo de los videojuegos recibe a este personaje, Playful publicó un primer juego de la serie para el lanzamiento del Oculus Rift y quizás algunos de sus problemas podrían estar ligados con sus orígenes.
Super Lucky’s Tale es la secuela del juego de realidad virtual que se anunció dentro de la conferencia de Xbox de E3 2017 y, aunque fue publicado por Microsoft Studios como una exclusiva de su consola, me parece un error juzgarlo y promocionarlo como otras de las grandes producciones de la marca.
Sencillo, simple, corto y olvidable
La historia del juego nos presenta a Lucky —hermano menor de la narradora del relato— como un héroe por accidente. Al quedar atrapado en un libro mágico, Lucky tendrá que enfrentarse a una pandilla de adorables villanos animales que quieren controlar el mundo.
Super Lucky’s Tale es un título de plataformas en 3 dimensiones de formato lineal. Los niveles que encuentras distribuidos en 4 mundos tienen un inicio y un fin concreto, aunque hay otras actividades complementarias que nos recuerdan a los plataformeros libres.
El objetivo es coleccionar una serie de tréboles —99 para ser exactos—, ya que enfrentar al jefe de cada mundo te pedirá una determinada cantidad de ellos para progresar. En cada nivel es posible encontrar 4 tréboles, uno se obtiene por terminar la fase, otro por conseguir más de 300 monedas, otro por encontrar las letras de la palabra “Lucky” y, finalmente, otro más por una actividad secreta dentro del escenario. La mayoría de los niveles se presentan desde una perspectiva tridimensional, aunque en cada mundo hay algunos que también te ponen a jugar en un plano 2D.
El mapa de cada nivel es un hub que va cambiando conforme progresas cada vez que completas alguno de los escenarios que se señalan con puertas mágicas. Ese espacio se irá llenando de vida y hasta aparecerán algunas actividades extra como niveles de bonificación donde debes completar puzzles para obtener tréboles adicionales.
Entre los movimientos de Lucky hay un doble salto, un coletazo útil para aturdir enemigos o activar mecanismos y la habilidad de desplazarse bajo la tierra, mecánica que prometía bastante, pero el diseño de los niveles invita muy poco a utilizarla.
Los niveles son muy lineales y sencillos en su mayoría; de hecho, hay ocasiones en que podrás quedarte con un sentimiento de dèja vu ante lo parecidos que son los escenarios de un mismo mundo.
Hay otros títulos de plataforma que nos han entregado retos sencillos pero era desafiante encontrar todos los coleccionables y resultaba un reto superar los emocionantes niveles de bonificación, por ejemplo, Yoshi’s Woolly World de Good-Feel. En un principio, pensé que con Super Lucky’s Tale podía pasarme algo similar, pero fueron muy escasos los momentos en los que sentí verdadero desafío y, desafortunadamente, coleccionables como las letras dispersas en cada escenario son muy fáciles de encontrar. Terminé la campaña esperando que la segunda vuelta al juego fuera más desafiante o que aparecieran extras que apelaran a lo que buscaría el veterano de los juegos de plataformas, pero eso nunca pasó.
He de reconocer que lo mejor llegó en los últimos niveles. El cuarto mundo, que equivale a 25% de la experiencia, tuvo experimentos muy interesantes como jugar con plataformas invisibles o un jefe muy desafiante con mecánicas divertidas y quizá esto será lo único que recordaré del juego en los próximos años… además de la pegajosa sonrisa del protagonista. Me parece una verdadera lástima que la intensidad no hubiera crecido desde antes para que el resultado fuera divertido, pues esos últimos niveles demuestran que el estudio tiene potencial para hacer algo mucho mejor dentro del género.
El resto del título transcurre de forma tan pasiva, que un sentimiento de monotonía te invade muy rápido. Lo positivo es que la aventura de Lucky es muy agradable a nivel visual y los mundos lucen vibrantes, aunque sus personajes son olvidables.
La duración del juego también deja mucho que desear. Mi archivo tiene apenas un poco más de 8 horas y fueron suficientes para sacar todos los logros; si no me hubiera detenido a completar algunos de los retos más "avanzados", calculo que menos de 5 horas hubieran sido suficientes para completar la campaña. Una vez que lo terminas quedan pocas o ninguna razón para regresar, pues el diseño lineal y los pocos coleccionables y actividades secundarias no fomentan la rejugabilidad.
Cuando vi anunciado Super Lucky’s Tale en la conferencia de Microsoft sabía que me agradaría. Ahora que lo terminé puedo decir que no me disgustó, pero me parece que fue una experiencia olvidable por su ritmo monótono y poco arriesgado hasta la recta final.
También debo mencionar que una de las fallas recurrentes tiene que ver con la cámara, algo que deja claro que Super Lucky’s Tale no fue planeado para el formato en el que se presenta. Cuando hay ángulos fijos y tomas complicadas para seguir la acción es fácil recordar que el juego surgió como una propuesta de realidad virtual donde controlas la cámara con los movimientos de la cabeza y, así, observar la acción desde el punto que desees. La adaptación del concepto no consideró que muchos de esos ángulos de cámara no funcionan igual para el formato tradicional de su secuela.
Conclusiones
Mis 5 horas con la campaña y otras para terminar de sacar los logros en Super Lucky’s Tale fueron agradables, pero sin desafío. La experiencia me agradó, pero estoy seguro de que no vivirá en mis recuerdos.
Me parece que el principal problema de Super Lucky’s Tale es querer que sea más que un juego independiente cuya carencia de dificultad y desafíos apelan a un mercado muy casual o a los más pequeños que inician con los videojuegos. Su presentación es buena, pero eso no basta para competir dentro de un género que ha evolucionado muchísimo.
Super Lucky’s Tale, igual que otras propuestas como Knack, parece atrapado en el tiempo. Si hubiera salido hace un par de décadas, cuando estaban en apogeo títulos similares, podría tener éxito; llegar a un mercado tan variado y evolucionado como el actual saca a relucir sus carencias y lo hace lucir como un producto mediocre.
Afortunadamente, su precio es reducido, pero eso no justifica sus fallas. Es una lástima porque sus características podrían ser explotadas en futuras aventuras de este sonriente personaje que, sinceramente, me gustaría volver a ver.
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