Halo Wars Xbox 360

Halo es un
título que desata controversias. Sólo con mencionar su nombre te encontrarás
ante diversas y muy marcadas facciones.

 

Por un lado,
están los que lo odian, personajes oscuros y retorcidos, de mentes silvestres e
irracionales. Cuando te enfrentes a esta especie, ten cuidado, ya que no dudarán
en hacer patente qué tan n00b eres y qué tan patética es tu vida por gustar de
un juego cuyo auge se ha basado, principalmente, en la publicidad y en el hype generado por la misma.

 

Otra de las
subespecies con las cuales es posible que te topes, son los Halo-fans. Personas
gritonas y desesperantes, que no dudarán en hacerte saber lo n00b que eres por
introducir, ocasionalmente, algún otro juego a la charola de tu Xbox 360.

 

En otra
categoría, estamos las personas que amamos a Halo y hemos estado formados horas
en filas, para tener en nuestras manos alguna de las últimas 2 entregas.
Personas que tratamos de poner nuestras manos sobre cualquier mercancía o producto en el cual haya sido
grabado el nombre de nuestro amado juego. Sin embargo, aceptamos que desde Halo
2 la historia del juego apestó, quizás el multiplayer haya sido una experiencia
genial y todos contribuimos a los billones de horas de juego
acumuladas por Halo 2; pero sabemos que la campaña fue un desastre casi tan
grande como la estupidez de incluir nuez de cola en tu refresco insignia y
anunciarlo por todo lo alto, usando a dos hippies más lentos que Ozzy Osbourne.

El punto de
todo esto es tener clara la idea de qué tan diversificada está la opinión sobre
la franquicia de Halo, porque cuando Microsoft te anuncia que su juego
estrella, su campeón mundial, está a punto de mudarse de vecindario y que
además se va a realizar una cirugía plástica total, hay que estar preparados
para cualquier cosa.

 

Cuando en
2006 Microsoft presentó el título de Halo Wars, mediante un video que realmente
nos sacó el aire del pecho (sólo del pecho), y anunció que era un RTS en
desarrollo, nada más y nada menos que por Ensemble Studios (el célebre estudio
detrás de la destacada serie Age of Empires), las opiniones se dividieron tan
marcadamente como el Mar Rojo.

 

Un RTS para
consola. Este es un concepto que se ha tratado de implementar en diversas
ocasiones, como las hamburguesas de algas, pero simplemente ninguno de los dos ha sido bien recibido. La razón es que los controles
tan limitados de una consola no se dan abasto para el rápido ritmo de destrucción masiva al que los
jugadores afectos a este género están acostumbrados. Mover un cursor para
seleccionar unidades con un stick es, por decirlo de manera amable, torpe e
inexplicablemente frustrante.