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Milagrosa e improbable secuela a la creación más carismática y entrañable de Hideki Kamiya, Bayonetta 2 no sólo es una continuación fiel al espíritu y la alta calidad de uno de los hack n' slash de culto esenciales para todo entusiasta de los videojuegos: es también una mejora esencial en casi todos los aspectos de esta legendaria franquicia, además de una lección para los diseñadores que quieran tomar en serio la tarea de crear un juego de acción en el verdadero espíritu del arcade.
En cuanto a su historia, Bayonetta 2 es una continuación directa de su predecesor: la trama, sencilla al inicio, se desencadena cuando Jeanne y Bayonetta son atacadas por un grupo de ángeles durante un desfile de Navidad. Sin embargo, uno de los summons de la protagonista se libera de sus ataduras e intenta atacar a su dueña, lo que provoca que Jeanne intente salvar su vida y sea arrastrada a las profundidades del infierno. Para salvarla, Bayonetta debe encaminarse a la ciudad sagrada Fimbulvinter, donde están las puertas del inframundo. Las cosas se complican cuando conoces a un niño llamado Loki, que parece tener una relación extraña con el pasado de nuestra protagonista.
Por supuesto, el núcleo de la experiencia es el sistema de combate, el cual ha experimentado agradables mejoras respecto a la entrega anterior sin disminuir la intensidad, la velocidad, el reto y el flujo que caracterizan a la franquicia. Como todo hack n' slash que se dé a respetar, Bayonetta se basa en habilidad y ritmo, donde ataques, cadenas y combos deben combinarse con esquives milimétricos en escenarios repletos de acción y enemigos. Por supuesto, una de las características esenciales, el Witch Time, que permite ralentizar el tiempo cada vez que evades un golpe en el último momento, sigue siendo esencial para salir victorioso, pero ahora está el importante añadido del Umbran Climax, una increíble mejora temporal de tus ataques que puedes obtener al llenar tu barra de gemas mágicas. Dicho añadido agrega interés y velocidad y provoca que las tácticas lentas que jugadores inexpertos podían adoptar en el primer título queden en la basura. La mancuerna entre Witch Time y Umbran Climax dan pie a la fórmula perfecta de velocidad y flujo que el juego necesitaba para ser perfecto.
El núcleo de la experiencia es el sistema de combate
Por otro lado, ciertas mecánicas de la primera entrega fueron depuradas y mejoradas. Los eventos quick-time disminuyeron y son menos vitales para determinar el desarrollo de una pelea (o su fracaso). Las barras de bonificación en dichas ocasiones son menos largas, mientras que los finishers y los punish attacks perdieron algo de su protagonismo ante el Witch Time, excepto en jefes. Por supuesto, nuestra protagonista conserva un arsenal completamente personalizable, lleno de movimientos, algunos vitales para sobrevivir y otros útiles para impresionar y subir tu score. Armada hasta los dientes (o mejor dicho, hasta los tacones), Bayonetta puede hacerse cargo de cualquier situación mediante decenas de combinaciones de armas, sin olvidar el principio básico de la serie: golpear, esquivar y contraatacar.
En cuanto a diseño, hay mejoras sutiles destinadas a que todo vaya más al grano. La exploración y los puzzles disminuyeron un poco (especialmente estos últimos). Lo anterior podría parecer negativo para ciertas sensibilidades, pero me pareció un buen cambio: Bayonetta es, idealmente, un arcade de acción pura, por lo que la menor cantidad posible de interrupción al flujo del juego es muy deseable. Aún encontramos secuencias esenciales como persecuciones en alta velocidad, catedrales celestiales y demoníacas con perspectivas imposibles, persecuciones convertidos en pantera por ciudades míticas o escapes de explosiones y cataclismos inimaginables; sin embargo, su relevancia es menor. Desapareció el hecho de tener que perder un continue porque caíste en una plataforma: ahora el énfasis es el combate. Eso no quiere decir que no haya recompensa por explorar: muchas de las mejores batallas e ítems están ocultos o pertenecen a caminos alternos.
Por supuesto, el reto del título anterior está presente, con 3 grados de dificultad, además del Infinite Climax, que obtienes al terminar el juego. La entrega es sumamente variada, pues no sólo tendrás que pelear contra legiones de arcángeles, querubines, tronos y potestades, sino contra todas las hordas del infierno. El diseño de enemigos es ligeramente más diverso, con muchas encuentros cruciales contra personajes humanoides y lumen sages, peleas a alta velocidad contra monstruos voladores o mantarrayas submarinas, robots, criaturas míticas y mucho más.
Afortunadamente, la espectacularidad del primer juego, en cuanto a situaciones y mecánicas alternas, se conservó íntegro e incluso se expandió. Hay de todo: Bayonetta con alas peleando contra gigantescas serpientes aladas, persecuciones submarinas, carreras sobre corceles infernales, motos y hasta la posibilidad de hacer el Witch Time y el Umbran Climax con un jet de combate. La sensación over the top característica de la franquicia ha sido criticada por algunos, pero para mí es maravillosa porque transmite el amor que Hideki Kamiya tiene por el arcade: un mundo de saturación de estímulos de todo tipo, de velocidad sin pausas, habilidad sin techo y sensaciones al límite. El mejor elogio que se puede hacer de Bayonetta es recodarlo como uno de los máximos y mejores continuadores del espíritu arcade en la era moderna: si lo convirtiéramos en un título de combate puro, sería una experiencia increíblemente sólida para esos gabinetes modernos con pantalla de domo y secuencias de acción y adrenalina sin más propósito que asombrarnos, retar nuestra habilidad y divertirnos: ¿qué más se puede pedir de un videojuego?
La historia sigue siendo despreocupada y absurda, aunque profundiza algunos aspectos del universo de Bayonetta y del pasado de las brujas Umbra. Quizá este segundo título brilla un poco menos que su predecesor o que The Wonderful 101 en cuanto a los giros y desarrollo de la trama y, en cierto modo, se siente como una secuela un poco menos espectacular y más pálida. La sensación es de una entrega excelente, pero en la que original ya no está tan involucrada la pasión del creador: un perfeccionamiento claro sobre la entrega anterior en todo, salvo quizás en su corazón, que en este caso es un poco frío y más tímido (presencia de elementos de la mitología nórdica, Bayonetta con el pelo corto y traje de baño, una línea argumental un poco menos integrada, etcétera). Lo que se siente es que falta un final de trilogía, aunque esto es improbable dado el carácter de culto del juego: más que culminar la saga, Bayonetta 2 nos deja deseando más.
La sensación over the top característica de la franquicia ha sido criticada por algunos, pero para mí es maravillosa porque transmite el amor que Hideki Kamiya tiene por el arcade
Además de la campaña principal, de una extensión semejante a la del primer título, Bayonetta 2 ofrece opciones de rejugabilidad aceptables: la dificultad Infinite Climax, escenarios de combate cooperativos en línea y fuera de ella, así como diversos personajes y looks para seleccionar. El modo en línea es bastante divertido, aunque es todo un compromiso: tú y un amigo intentan pasar algún escenario predeterminado y pueden apostar para obtener premios y ver quién es el mejor. La experiencia es divertida, en especial cuando debes salvar a tu compañero, pero tiene una extraña presión: el juego te dirá si ganaste o perdiste en puntos y desempeño, además de que la dificultad nunca deja de ser elevada, por lo que tendrás que aprovechar toda tu habilidad para no ser opacado.
En cuanto a presentación visual, mi impresión es un poco mixta. El aspecto técnico es esencialmente el mismo que el de la generación pasada, pero en una resolución mayor y, por supuesto, a un framerate prácticamente impecable. La experiencia de inmersión es extraordinaria gracias al saturado diseño visual y a la increíble imaginación llena de SWAG (aquí hasta las ardillas tienen cadenas de oro y pequeños brillantes), pero defectos visuales como marcados jaggies y modelos de baja calidad en ciertas locaciones (en especial las secuencias modernas de ciudad) afean el resultado. Sin embargo, gracias a su lujoso diseño, las imágenes logran su cometido: comprometernos con la interminable acción de un mundo arcade puro. Por su parte, la música es una excelente contraparte de la primera entrega, con sus suntuosos y sugestivos ritmos, sus poéticas evocaciones de nostalgia vintage y su culto al lujo, el carpe diem y sensaciones intensas y efímeras. De nuevo, el título está lleno de estilo, despreocupación y banalidad llevada a lo exquisito.
Más que culminar la saga, Bayonetta 2 nos deja deseando más
La entrega es tremendamente generosa en cuanto a extras y desbloqueables: terminas el juego en 10 horas, pero los modos multijugador, disfraces, ítems y desbloqueables, así como las hermosas galerías secretas y demás garantizan un producto de larga vida y un compromiso duradero y legítimo con el jugador.
Acerca del personaje, la actriz de voz de Bayonetta dijo: "es la mujer que todas quisiéramos ser y que nadie es: formidable enemiga, amiga leal, relajada, segura, ingeniosa, sexy, admirada, que supera a todos en ingenio y se burla de todos, excepto por sus amigas, a quienes ama". Puedo decir que, de manera similar, Bayonetta 2 es lo que muchos videojuegos quisieran ser y no son: sensaciones al límite, saturación de estímulos arcade, dificultad implacable, acción al máximo y un espectáculo visual irresistible de principio a fin. Es una joya hábilmente creada por un maestro nostálgico de la era de oro del videojuego que sabe que la banalidad y el mal gusto a veces tocan lo exquisito, un amante del lujo, la excentricidad, el ornamento y el barroquismo: el regreso glorioso de una musa salvaje.
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