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Primer juego de mesa basado en la franquicia Animal Crossing, Amiibo Festival es una de las propuestas más cínicas, somníferas y de menor contenido jamás hechas por Nintendo, un título que pasará a la historia como la oveja negra de la saga, pero también una muestra de los peores desaciertos y excesos de la compañía en relación con su exitosa línea de figuras interactivas, que en este caso están hechos para vaciar la cartera del consumidor de la misma forma en que este juego de azar te despoja de valiosas horas de tu vida que nunca volverán.
Inserto el disco de juego y de inmediato se me exige sacar un amiibo para jugar. Por supuesto, Amiibo Festival viene con 2 figuras, la adorable secretaria Isabelle y su hermano, el vendedor de casas Digby. Sin embargo, pronto me doy cuenta de que el boleto para jugar y tirar cada turno es pasar tu amiibo/tarjeta amiibo por el lector NFC en el GamePad de Wii U, un proceso largo y tedioso que involucra el uso de DLC físico para poder siquiera invitar a tus amigos a jugar (uno por cada figura). Distópico. Amiibo Festival tampoco es un juego que se detenga con pequeñeces y sutilezas como setting, presentación o motivación: como si fuera un viejo juego de mesa hecho de cartón, está listo para jugar, sin explicación alguna sobre sus mecánicas.
Afortunadamente (para ti) tuvimos que someternos a esta tortura digna de Naranja Mecánica así que podemos explicártela y salvarte de ella. Tú y 3 habitantes más del pueblo deambulan sin mucho objeto por un tablero hasta terminar los días de un mes (1 por turno). Hay 2 factores que tomar en cuenta: puntos de felicidad, el más importante, y dinero, que al final sirve para comprar puntos de felicidad (1 por cada mil unidades, sí, la felicidad tiene precio, ¿sorprendido?). Cada casilla tiene eventos que dan o quitan felicidad, dinero o ambas. Es todo. A eso se limita la interactividad en este juego: a ver cómo tu figura amiibo navega un mapa al azar mediante los números generados por un algoritmo. Fabuloso.
La felicidad tiene precio
Cada que caes en una casilla una ficha explica el evento del día y tu buena o mala suerte. La mentalidad del juego es incluso cínica: dar dinero a una persona en necesidad cae bajo la categoría de mal evento, mientras que engañar y obtener unas cuantas monedas en juegos de azar te hace un ser humano pleno y feliz. Nunca me había dado cuenta de que Animal Crossing era un agujero de escoria y villanía comparable a Mos Eisley hasta hoy.
Para aderezar el juego, diversos eventos al azar cambian las casillas. Por ejemplo, un vendedor puede establecer su tienda para ofrecerte tarjetas para avanzar el número de dados que desees; una adivina puede leerte el Tarot y darte un efecto de fortuna o infortunio; un festival de pesca cambia cada casilla por una oportunidad para sacar un gran pez y obtener un premio (todo en automático, aquí no hay minijuegos de ningún tipo, excepto los de paga, como veremos); el cumpleaños de tu amiibo (el de Isabelle es el 20 de diciembre) te dará oportunidades de obtener felicidad a borbotones, etc. También está el mercado de nabos presente en tantas otras entregas: cada semana puedes comprar cierta cantidad de ellos para revenderlos por mucho dinero (o muy poco) dependiendo de las tendencias accionarias. Los eventos dan variedad al juego pero sólo implican la alteración de los mismos factores: felicidad y dinero. Encima, no implican interactividad alguna fuera del dado, lo que al final acaba por cansar.
El resultado final es un juego de mesa exhasperante, poco imaginativo e inferior en todo incluso al peor de los Mario Party que puedas imaginar. Aquí no hay minijuegos, excepto claro si pagas más amiibos: la única manera de acceder a eventos tan emocionantes como "Isla Desierta", "Adivina la tienda" y "Batalla de amiibos" es tener al menos 6 tarjetas además de figuras para poder jugar. Dichos eventos ni siquiera forman parte del juego principal, así que son completamente inútiles. La única recompensa por tus horas perdidas es poder cambiar tus atuendos con grinding de puntos de felicidad después de cada juego.
Los gráficos son bonitos, digo, comparados con la resolución de 800p de tu 3DS, pero esto sólo nos hace lamentarnos del desperdicio de que esta... cosa sea la única entrega de consola de Animal Crossing esta generación. La música es un anodino sonsonete que seguro suena en las guarderías del infierno. Además de tener tu propio Animal Crossing con juegos de azar y amiibos, Festival no ofrece absolutamente nada al jugador. Apenas merece llamarse videojuego: es menos interactivo que el título promedio de Atari 2600. Es una cínica, fría y mediocre distopía de DLC físico. En resumen, Animal Crossing: amiibo Festival es una vergüenza. Evítalo.
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