{"src_avatar":"https:\/\/cl2.buscafs.com\/www.levelup.com\/public\/uploads\/images\/683400\/683400_64x64.jpg","nickname":"UlisesContreras","user_name":"Ulises Contreras","user_link":"\/usuario\/UlisesContreras","posts":282,"theme":"background","cover":"https:\/\/cl2.buscafs.com\/www.levelup.com\/public\/uploads\/images\/683401\/683401_349x86.jpg?1903","status":true} por
{"src_avatar":"https:\/\/cl2.buscafs.com\/www.levelup.com\/public\/uploads\/images\/683400\/683400_64x64.jpg","nickname":"UlisesContreras","user_name":"Ulises Contreras","user_link":"\/usuario\/UlisesContreras","posts":282,"theme":"background","cover":"https:\/\/cl2.buscafs.com\/www.levelup.com\/public\/uploads\/images\/683401\/683401_349x86.jpg?5989","status":true}
Editorial: Gaming / Facebook / Twitter / YouTube / Instagram / Noticias / Discord /Telegram / Google News
Así como hay franquicias que nos hacen esperar años para disfrutar una nueva entrega, otras nos ofrecen un nuevo título con cierta regularidad. En ese último grupo encontramos Voice of Cards, una serie de JRPG que vio la luz hace unos meses de la mano de Yoko Taro, director de NieR: Automata, y el estudio Alim.
Por increíble que parezca, en menos de 1 año hemos visto el lanzamiento de 3 entregas de esta propiedad intelectual. Está claro que tener varios lanzamientos en poco tiempo puede ser tanto una bendición como una maldición. Por un lado, los fans agradecerán poder jugar un nuevo proyecto a la brevedad, pero por el otro, hay poco margen para reajustar la experiencia y presentar novedades.
Voice of Cards: Beasts of Burden, el tercer título de esta franquicia emergente, debutó hace unos días. ¿Está a la altura de las expectativas? ¿Revoluciona y mejora el concepto? Averigüémoslo.
Video relacionado: Lo videojuegos (tal como los conocimos) van a morir
Escucha lo que tienen que decir las cartas
Voice of Cards: The Beasts of Burden se aleja de la narrativa compleja que caracteriza a títulos previos de Yoko Taro, como NieR: Automata, y opta por presentar un arco argumental directo y mucho más claro. A pesar de los giros de tuerca que cambian la dinámica, en general estamos frente a una trama clásica y sencilla de entender.
La historia de este JRPG inicia con una joven que vive en una aldea subterránea que se oculta de los monstruos. Su vida tranquila se interrumpe cuando una tragedia le obligó a salir a la superficie en compañía de un chico misterioso. A partir de ese momento, se embarca en una aventura donde conocerá los misterios del mundo exterior y a sus compañeros de viaje.
El contexto peca de sencillo y nada resulta particularmente novedoso, pues la mayoría de los conceptos los hemos visto en un sinfín de juegos del género y animes de fantasía. Eso no es necesariamente malo, pero hay que tenerlo en cuenta si buscas una premisa original o sorprendente.
Que lo anterior no te engañe. El arco argumental de The Beasts of Burden resulta interesante y siempre querrás avanzar para descubrir el desenlace. Gran parte de su encanto proviene del cast de personajes principal, el cual, pese a estar compuesto de clichés andantes, resulta cautivador.
Sin duda, lo sobresaliente de la historia es la forma en que nos la cuentan. Aquí, las cinemáticas y las secuencias elaboradas de exposición brillan por su ausencia, pues sólo veremos un puñado de tarjetas moverse mientras una narradora conocida como la Game Master relata absolutamente todo: desde los diálogos y pensamientos de los personajes hasta las acciones y los eventos.
Esta forma peculiar de contar los acontecimientos es la carta de presentación de Voice of Cards. Si bien cuesta acostumbrarse a la falta de una referencia visual más compleja, luego de pocos minutos dejamos volar nuestra imaginación y las palabras de la narradora se convierten en imágenes. Hasta cierto punto, es como jugar una sesión de un juego clásico de mesa o leer un libro; es extraño, pero funciona.
Un viaje poco placentero por el mundo exterior
Al principio, la narrativa avanza con un buen ritmo y conoceremos a los personajes en poco tiempo. Por desgracia, la cadencia con la que nos presentan la información disminuye cuando aparecen las primeras zonas de exploración.
Lo que pasa es que el mundo es un tablero que está cubierto de cartas boca abajo. Para avanzar y desbloquear secciones del mapa, tendremos que mover una ficha por las casillas para voltear las tarjetas que nos permitirán llegar a nuestro destino. Es un sistema que al principio es interesante, pero que pierde su encanto de inmediato y puede ser hasta molesto.
Tampoco ayuda el hecho de que las secciones de exploración y las mazmorras están repletas de enfrentamientos aleatorios. La situación es tan grave, que habrá momentos en los que pasaremos más de 1 hora en peleas contra enemigos simples sin recibir recompensa narrativa. Ojalá los monstruos aparecieran en el mapa y pudiéramos escoger si ignorarlos o pelear contra ellos.
Por fortuna, es posible trasladarnos con total libertad a cualquier casilla que hayamos desbloqueado. Esto sirve para evitar las peleas aleatorias y ahorrar tiempo. Eso sí, el sistema tiene sus limitaciones, pues habrá momentos en los que una niebla nos impedirá avanzar más allá de un punto.
Mientras exploramos encontraremos cofres ocultos con recompensas y eventos especiales. Estos últimos son interesantes y nos darán ítems u oro si los completamos, pero la triste realidad es que son distracciones de apenas unos segundos. ¿Vale la pena desviarnos del camino para descubrir esos secretos? Por desgracia, no.
Por último, en los asentamientos y otras locaciones hallaremos tiendas que venden equipamiento que será de gran ayuda, como objetos de curación y cartas de ataques especiales. También es posible adquirir armas y armaduras que mejoran nuestras estadísticas, así como participar en un minijuego opcional de póker muy entretenido pero simple.
Pelea con honor y pon tu corazón en las cartas
Por suerte, el sistema de combate por turnos hace que las peleas aleatorias estén lejos de ser un completo martirio. Además, es aquí donde encontramos una de las grandes novedades de esta tercera entrega: las nuevas tarjetas de monstruos. Pero vamos por partes.
Voice of Cards: The Beasts of Burden es un JRPG clásico, en lo que respecta al combate. Esto significa que cada miembro de la party podrá atacar y emplear técnicas especiales en su turno. Es posible personalizar las cartas de ataque a nuestro gusto, por lo que la clave del éxito es tener un deck equilibrado. Si eres un fanático acérrimo del género o si jugaste los títulos anteriores de la serie, te sentirás como en casa.
Tanto los enemigos como los personajes tienen puntos de vida, defensa y ataque, por lo que hacer restas y sumas sencillas para descubrir si un ataque será efectivo es totalmente necesario. Suena complicado, pero es mucho más sencillo de lo que parece. Por suerte, la interfaz es muy clara y la información importante siempre está a la vista.
El sistema de combate se complica cuando se introducen las técnicas especiales, que llegan en forma de las nuevas cartas de monstruos que podemos comprar en la tienda o recibirlas de manera aleatoria al finalizar las peleas.
Brindan habilidades únicas como lanzar un ataque elemental o remover un estatus negativo. Debido a que son muy poderosas y pueden cambiar el flujo de un encuentro, para usarlas gastaremos un número determinado de las gemas que obtenemos al inicio de cada turno.
Gestionar los recursos y utilizar correctamente las cartas nos costará un poco de trabajo al inicio, pero si prestamos atención, crearemos combinaciones mortales luego de pocas horas. Por ejemplo, podemos usar una carta que agrega gemas al inventario y enseguida utilizar un monstruo poderoso que debilita la defensa de los enemigos, todo para culminar con un ataque devastador que afecta a todos los rivales. No te sorprenda si en los compases finales de la campaña terminas los encuentros en menos de 1 minuto.
A pesar de que son un buen añadido, la triste realidad es que las cartas de las bestias funcionan como las acciones especiales de los títulos anteriores. Se sienten como un mero cambio estético en lugar de un paso hacia adelante o una revolución. Aun así, es muy satisfactorio utilizarlas y dominarlas.
Sin duda, el combate es el plato fuerte de la experiencia y es lo que nos mantiene enganchados por las más de 15 horas que puede durar la trama principal. Crear un deck con las cartas correctas y derrotar a los enemigos en pocos turnos gracias a una buena estrategia es un sentimiento maravilloso. Mi única pega es que existen picos de dificultad muy abruptos, especialmente en las horas finales.
Una experiencia placentera para los sentidos
A pesar de que Voice of Cards: The Beasts of Burden se percibe como un juego de bajo presupuesto debido a su humilde presentación y la ausencia de cinemáticas, lo cierto es que su dirección de arte es exquisita. Las ilustraciones son tan buenas que es posible imaginar la voz, los gestos y la personalidad de los personajes con sólo ver las cartas.
El único punto bajo en este apartado es el hecho de que algunos personajes secundarios tienen el mismo diseño de cartas. Es un detalle menor que es fácil de ignorar, pero rompe la inmersión debido a que el reparto es muy pequeño de por sí.
El apartado sonoro también es de buena calidad. La narradora en su versión en inglés hace un gran trabajo para transmitir las emociones de los personajes y retratar los eventos de la campaña. Los efectos de sonido de los monstruos y los ataques son funcionales y ayudan a imaginar la atmósfera, algo muy necesario en este juego. Vale la pena señalar que la Game Master es la única entidad que habla, por lo que las actuaciones de voz brillan por su ausencia.
Eso sí, el departamento musical resulta decepcionante. Las melodías son agradables y muy disfrutables, e incluso es posible que las recuerdes una vez que dejes de jugar. Sin embargo, son pocas, así que durante todo el juego escucharemos las mismas canciones una y otra vez. Está claro que los combates importantes se beneficiarían de tener pistas únicas y especiales.
Las voces de las cartas
Voice of Cards: The Beasts of Burden es un título irregular. Por una parte, su sistema de combate funciona de maravilla y resulta adictivo pese a su simpleza, mientras que su historia, a pesar de estar lejos de la grandeza de otros trabajos de Yoko Taro, es atractiva por sus personajes y giros de trama. Lo más llamativo es, sin duda, su formato de juego de rol que sale adelante gracias a la elocuencia de la Game Master.
Por desgracia, hay muchas esquinas sin pulir. La exploración del mundo es un pilar importante de la experiencia, por lo que es decepcionante que resulte tan tediosa y aburrida desde los compases iniciales. Los problemas de este diseño se acentúan con los combates aleatorios que frenan el progreso en todo momento.
El problema más grave es la falta de ambición por entregar una experiencia propositiva. Es imposible negar que este título guarda muchas similitudes con las entregas anteriores. ¿Esto es malo? En lo absoluto, pero la franquicia ya exuda un sentimiento de agotamiento y exige una pausa para replantear muchos conceptos.
En general, disfruté mi estancia en The Beasts of Burden, pero hubo momentos en los que sentí que perdía el tiempo. Por fortuna, el sistema de combate por turnos y la narrativa son suficientemente buenos como para querer seguir adelante. Si puedes ignorar los defectos, encontrarás un JRPG clásico con mucho encanto que vale la pena. De lo contrario, lo mejor será dar media vuelta y buscar una propuesta más ambiciosa.
Voice of Cards: The Beasts of Burden ya está disponible para Nintendo Switch, PlayStation 4, PlayStation 5 y PC vía Steam. Da clic aquí para leer más noticias relacionadas con este juego de rol japonés.
Video relacionado: Los videojuegos más esperados de lo que falta de 2022
Comentarios
Mejores
Nuevos