FIFA 14 PlayStation 4

Los títulos de deportes modernos se debaten entre dos corrientes. ¿Deberían ser mejores títulos o mejores simuladores? El punto medio es casi siempre el objetivo: que la simulación no afecte el sistema de juego y viceversa. FIFA se ha preocupado durante la última década en añadir mejoras sustanciales que contribuyen a este aspecto.

El resultado es la introducción de un elemento de azar donde es requerido. Hay que atender sólo lo relevante; una simulación total no sería divertida ni constituiría un buen juego. La ruta que ha tomado el juego vuelve prácticamente imposible un sistema que permita controlar a todos los jugadores, así que debemos depender de la computadora para realizar ciertas tareas. Ésta es una de las áreas en las que el equipo detrás de FIFA ha gastado más tiempo en cada iteración de la serie, pues ajustar la delgada línea entre lo que controla el jugador y la labor de la inteligencia artificial es delicada.

Este año, FIFA 14 trata sobre el control del balón. Contrario a años anteriores —en los que el motor de física fue el centro de los nuevos esfuerzos de desarrollo— ahora el enfoque fue puesto en cambios sutiles, pero sustanciales.

Hace poco, tuve oportunidad de asistir a las oficinas de EA en México para jugar un par de partidos de FIFA 14. En ellos, pude notar todo lo que acabo de señalar. El ritmo de juego fue mucho menos fluido que en versiones anteriores; esto es adrede, por supuesto, pues los desarrolladores quisieron evitar el acelerado cambio de cancha que ocurre en FIFA 13 en favor de un estilo de juego más estratégico. Las partidas transcurrieron sin muchos goles, pues todos estábamos acostumbrándonos a las nuevas características del título. Anotar un gol supone elaborar una estrategia prácticamente desde el medio campo y ejecutarla con cuidado, pues las capacidades defensivas de los contrarios han sido incrementadas.

En especial, el nuevo sistema para controlar el balón elimina el "pegamento" que muchas veces el esférico tenía con los pies de los jugadores. Controlar la pelota es más sencillo, pero también es más fácil perderla. En especial noté esto al correr a toda velocidad, pues en ocasiones se alejaba tanto de mí que era muy sencillo arrebatármela. Los veteranos de la franquicia deberán acostumbrarse a esta característica —limitación y ventaja al mismo tiempo. Esto también aplica para el impulso que llevan los jugadores. En muchas ocasiones perdí el control del balón debido a que no supe controlar el ritmo para correr de mi equipo. Hacia el final de la sesión de juego empecé a dominar esta nueva característica, pero me tomó algo de tiempo.

En cierta forma, en FIFA 14 deberemos lidiar con el aspecto de la simulación del juego: ahora es más parecido a la versión real del deporte, pero el usuario debe aprender a ejecutar tareas que antes estaban reservadas para la computadora o la inteligencia artificial. La intención es clara: que el control del balón sea imprescindible para poder realizar una buena estrategia. Con esto buscan eliminar situaciones "irreales" como que un jugador pueda esquivar a todo el equipo contrario. La automatización menor también pone énfasis en la habilidad de los usuarios.

Todo lo anterior me lleva a pensar hasta qué punto un juego debería ser una simulación precisa. Por ejemplo, noté cómo en una ocasión un jugador se tropezó con otro miembro de su equipo. ¿Es justo que la inteligencia artificial produzca una situación desventajosa para el jugador de forma azarosa? Por el poco tiempo que pude jugar FIFA 14, noté que acostumbrarse llevará a algo de tiempo, pero es un cambio bienvenido, ya que produce situaciones de juego más interesantes.