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Es común ver una película y sentir que el director o el guionista están mostrando mucho de sí, pero encontrarse frente a un juego que es una carta abierta a la vida de su creador, provoca un efecto al que no estamos acostumbrados.
Desde que inicia el juego te enteras de que Vander Caballero, el creador de Papo & Yo tuvo una infancia muy difícil por culpa de su padre. El juego se encarga de compartir la adolescencia de Vander con nosotros y apara eso no coloca en el rol de Quico , a quien acompañan sus 2 amigos, el robot Lula y Monster que es, efectivamente, un monstruo.
Lula es quien ayuda a Quico y le dice que lo protegerá y acompañará siempre. Monster, por otro lado, es una criatura muy grande generalmente muy afectuosa, pero que tiene una extraña adicción por las ranas y cuando las come se convierte en un ser despreciable y agresivo que ataca a Quico. Verán, el padre de Vander era alcohólico y drogadicto, digamos una buena persona que al estar bajo la influencia de estas sustancias se convertía en un monstruo.
Todo lo que haces en este juego carga un peso poco usual en un medio enfocado básicamente en ofrecer un escape a la gente que lo utiliza. Sabes que Quico vive una situación terrible y parece que sólo puede escapar de ella en la versión que habita en su mente de las favelas brasileñas.
En la historia, sigues a una niña que al parecer está muy familiarizada con el mundo que de repente habitas y quieres que te cuente todo al respecto. Para ello vas resolviendo puzzles y sorteando obstáculos; Lula puede ayudarte a alcanzar objetos y botones que de otra son inaccesibles para ti, mientras Monster se dedica a comer y dormir, está en tus manos convencerlo de hacer otras cosas que te sirven para seguir tu camino.
Siempre que haya una rana cerca, Monster irá a buscarla y te ignorará por completo. Si se la come, enloquecerá y te atacará, lanzándote violentamente por todos lados hasta que le des una fruta podrida que lo regresa a su tranquilo estado original.
Para resolver los puzzles tendrás que manipular el ambiente cuando sea permitido, lo indicará un color blanco distintivo en un elemento que normalmente tiene tonos distintos; en otras ocasiones tendrás que jugar con el estado de Monster y vivir estados de paranoia y miedo mientras resuelves el problema que tienes enfrente de la manera más rápida posible para evitar que Monster te haga daño. Una muy terrible analogía al terror de un niño cuando su padre s convierte en un verdadero monstruo.
La narrativa es una de las mejores que hoy puedes encontrar en los videojuegos, y va de la mano con lo que Sony ha lanzado recientemente: juegos distintos y únicos que entregan experiencias memorables, los problemas de Papo & Yo son otros. Faltó desarrollo, pues da la sensación de estar inconcluso y poco o nada pulido. Constantemente verás que cae el framerate, a veces de manera dramática; acomodar objetos puede llegar a ser muy incómodo y poco preciso y hay screen tearing muy seguido. Afortunadamente, sortear los obstáculos no requiere mucha precisión, pero aun así habrá momentos en los que te desesperarás por caer al intentar hacer un salto o realizar alguna otra tarea que requiera de un poco más de precisión.
Todo el tiempo verás que puedes atravesar paredes y otros objetos sobre el piso, cajas que se encuentran en esquinas y hasta escaleras. También hay muchas texturas que están fuera de lugar, que se sienten incompletas y que pertenecen incluso a otra generación de consolas, pues todo se siente plano y sin chiste.
Los puzzles son muy sencillos de resolver, nunca te sentirás desesperado ni te quedarás atorado, pero tampoco sentirás que estás frente a un verdadero reto. El control que tienes sobre el mundo del juego te mantiene interesado constantemente, pues las soluciones que te dan son creativas y poco comunes, pero los problemas técnicos te harán olvidarlo rápidamente y también porque una vez que terminas la historia (que no te tomará ni 3 horas) la única razón para jugarlo de nuevo es encontrar un puñado de sombreros.
Es una pena que Papo & Yo esté plagado de problemas, pudo haber sido una experiencia memorable y que afectara a cuanto gamer lo probara, si a eso le sumas su corta duración, podrías pensar que vale poco la pena comprarlo.
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