Con una presión cada vez más grande sobre sus hombros, Konami y el equipo detrás de Pro Evolution Soccer, vuelven a la escena del futbol virtual con la nada fácil encomienda de recuperar la corona que alguna vez les perteneció. Dicho lo anterior, PES 12 lleva a la saga por parajes inexplorados, pero al mismo tiempo conserva elementos tanto buenos, como malos, que siempre la han distinguido.

Entrar en el mundo de Pro Evolution Soccer 2012 implica, para efectos de navegación y presentación de menús, un viaje en el tiempo hacia la década de los 90, donde el rol del rectángulo era central en todo diseño. Si bien es cierto que el repertorio principal de modos de juego y opciones es limpio e incluso animado, la primera impresión palidece ante la recurrencia de cuatros de texto atiborrados de información y una fuente tipográfica genérica que ha estado presente en Pro Evolution desde hace ya demasiado tiempo.

Ahora bien, si se va a tener una cantidad bíblica de discurso escrito en el juego, más valdría que éste estuviera perfectamente redactado, pero no es el caso. Palabras como “análisis” sin acento o “quyién”, son ejemplo de un contado pero vergonzoso e imperdonable fallo de presentación que, ya de antemano, sienta un mal precedente antes de siquiera haber puesto un pie sobre la cancha.

El único lugar donde el texto funciona, es en el apartado táctico, ya dominado desde PES 11, y el cual permite un grado de flexibilidad para ajustar nuestra escuadra muy superior al que se puede encontrar en otras propuestas. La fórmula del cursor es ideal y como tal, nos complace verla de regreso.

Así las cosas y, sustrayéndonos por un momento de esta evaluación primaria, encontramos recreados desde el clásico cotejo amistoso, hasta la Vida Futbolística, donde se puede adoptar el rol de un coach, jugador o presidente de club, pasando por la interfaz de Comunidad, la práctica, la edición y los contenidos extra. De todas estas alternativas de juego, la recomendada, para arrancar, es definitivamente la de entrenamiento, ya que Pro Evolution Soccer 2012 incorpora por lo menos tres profundos cambios al sistema de juego.

Control del compañero y movimiento sin balón son los más importantes. El primero de ellos, como indica su nombre, supone la facultad simultánea de manipular, presionando el stick derecho, a algún futbolista del mismo equipo que no tenga el esférico en su posesión, facilitando así la acción de acertar un pase.

Existen dos maneras de hacer uso de esta herramienta. La primera es poniendo al compañero en una simple trayectoria frontal, y la segunda es adoptando absoluta potestad de él, lo que, sobra decirlo, es tremendamente difícil pero también gratificante, una vez que se ha recorrido una pronunciada curva de aprendizaje.

Movimiento sin balón constituye una variante de lo antes expuesto. Habitualmente, tras cobrar un tiro libre o córner, se adopta el control del jugador que recibirá el servicio, pero aquí ocurre al revés. Seleccionamos y controlamos al compañero que recibirá la pelota con el stick derecho y después presionamos el botón para centrar. El esférico se dirigirá automáticamente hacia nosotros y dependerá de la capacidad para superar a la marca el cerrar la pinza con éxito.

Finalmente en lo que a novedades de la jugabilidad se refiere, está la Inteligencia Artificial Activa. No es otra cosa que la autonomía de los jugadores para decidir en qué momento ganarle la espalda a los oponentes en espera de un pase con ventaja. Cabe señalar que otros títulos del género aún padecen de cierto sedentarismo por parte de los NPC, así que la mejora es bien recibida.

Dicho todo esto, ponemos una pregunta sobre la mesa: ¿De qué sirve efectuar modificaciones tácticas como éstas, si un aspecto tan elemental como las animaciones sigue sin pulirse a nivel de los estándares actuales? El cuestionamiento resulta más que oportuno a la luz de un andamiaje de movimientos que ha mejorado con extrema lentitud.

De un par de años para acá, Konami ha enfatizado la contribución que Lionel Messi hizo a la captura de movimiento y, sin embargo, aún es notoria la rigidez en la cadencia de los jugadores. En otras palabras, no hay flujo orgánico, sino un entramado perceptible de secuencias que en última instancia se traduce en acartonamiento.