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Una nueva ola sacude a los first person shooters en estos momentos. Viejas estrellas como Cliff Bleszinski o John Romero, y grandes de la actualidad como Gearbox y Blizzard están intentando renovar al género. Ahora está llegando a manos de los jugadores la primera camada de estas nuevas visiones sobre la primera persona, la perspectiva más popular de los videojuegos: ¿valen la pena estas reinvenciones? Después de jugar Battleborn, podemos decir que sí: Gearbox se ha esmerado mucho para darnos una entrega que no sólo es carismática, sino profunda y llena de contenido; un juego que, aunque a primera vista es extraño y confuso, se convierte en mucho más si uno está dispuesto a darle una oportunidad y ver más allá de las apariencias.
Un shooter particularmente complejo
Existe mucha confusión en torno a Battleborn. ¿Qué rayos es este juego? Un cast súper extraño de héroes y pocas aclaraciones sobre los modos de juego han derivado en la respuesta más popular, pero incorrecta: que Battleborn es una mezcla de MOBA y FPS. En realidad, Battleborn es un "shooter de héroes" como ha dicho el propio Gearbox, es decir, un FPS con varios modos de juego, tanto en campaña como en multijugador, caracterizado por una dinámica de héroes o unidades únicas con árboles de habilidades y poderes, sistema de progresión y equipo, así como uso de divisas in-game para construir mejoras en el escenario y cambiar el curso de una partida. Es decir, tenemos un shooter particularmente complejo y lleno de estrategia y opciones, además de gran carisma, el cual, en vez de ofrecer una experiencia instantánea y poco profunda, apela un poco a un usuario al que le interese profundizar en sus juegos.
En cuanto a la historia, también bastante detallada, es otra de las excéntricas y extrañamente carismáticas creaciones de Gearbox. Al parecer, según una profecía creada por la primera civilización en el universo conocido, en algún momento del tiempo todo llegará a su fin, todas las luces se apagarán, y los supervivientes llegarán a la última estrella del cosmos para unirse a la lucha final. Todo parece indicar que la profecía se ha cumplido, aunque de forma extraña. En el universo de Battleborn hay un gran imperio, los Jennerit. El imperio Jennerit vivía en prosperidad y poder hasta que uno de sus grandes aristócratas, Rendain, hizo un pacto con las fuerzas de la oscuridad cósmica, los Varelsi, tomó el poder en lugar de la emperatriz y comenzó a apagar cada estrella hasta que sólo quedo una, Solus. En Solus se reunieron todos los héroes que le quedaban al cosmos, los más duros y tenaces, quienes recibieron un nuevo nombre: Battleborn, y su único objetivo es detener a Rendain y los Varelsi. Pero no todo está perdido: gracias a que Deande, la jefa de inteligencia del Imperio, ha traicionado a Rendain, tienes una última oportunidad de asesinar a este patán cósmico y devolver la luz al universo.
Si algo caracteriza a Battleborn es su carismático y extraño cast. Cada personaje no sólo tiene su estilo de juego y función natural en el equipo, sino que tiene una muy fuerte personalidad que es posible conocer más a fondo en cada episodio de la campaña. De hecho, muchos personajes deben desbloquearse mediante dichas misiones (o ganando muchos matches en multijugador), por lo que no hay miembro del elenco del que no vayas a saber un poco. Debo destacar el carisma del elenco, que es digno de una serie de televisión. Por ejemplo, tenemos a Isic, una computadora inteligente que se rebeló contra los dueños de la compañía minera y adora matar humanos; Rath, espadachín, vampiro y aristócrata del imperio Jennerit; Thorn, la chica elfo espacial que es la última miembro de su especie y acaba a sus enemigos con su arco; tenemos un luchador del circuito cósmico, El Dragón; una versión espacial de espartaco, Attikus; una colonia de microorganismos que cobró vida, Kelvin; o un robot mayordomo que se volvió loco y su gran afición en la vida es asesinar hobos. Cada uno de ellos tiene alguna línea, misión o pequeño detalle en su biografía que los vuelve queribles, con lo que el juego se siente un poco más que en tantos títulos basados en héroes con un lore totalmente hechizo y sin profundidad. Como he dicho antes, el feeling del juego es el de una caricatura de sábado en la mañana, pero en versión punk y anárquica.
El sistema de juego... es complejo. En primer lugar, tenemos las misiones de campaña, las cuales puedes jugar en single player o en grupo a través del juego en línea. Dichas misiones tienen muy variados objetivos y escenarios, pero por lo general consisten en acabar con oleadas de enemigos, capturar objetivos, matar imponentes jefes y subjefes con mecánicas propias y confrontar abominaciones del espacio, todo mientras escuchas los diálogos entre los dementes personajes. Tú y 4 amigos más pueden unirse para terminar los escenarios, y no sólo deben dedicarse a repartir balazos, sino también a recoger cristales para poder construir todo tipo de estructuras ofensivas y defensivas (torretas, drones, dispensadores, etcétera). Cada equipo tiene un pool de vidas limitado y debes coordinarte muy bien para actuar, o de lo contrario, perderás la misión. En general, el modo es bastante disfrutable y, afortunadamente, tener amigos hace que la historia sea muy llevadera.
El otro modo es, por supuesto, el multijugador, 5 vs 5. Hay 3 modalidades de juego. La más simple se llama Devastación. Básicamente, es un modo de captura en el que hay 3 puntos, A, B y C, y debes mantener el control de ellos para que tu contador de tiempo baje y ganes. Lo interesante es que, como los 3 puntos están a la misma distancia del inicio, la experiencia se vuelve una frenética colección de combates a muerte en la que realmente nunca nada está decidido. Las estructuras secundarias son importantes también, y el chiste es decidir: ¿cómo controlar y defender la mayor parte de objetivos posibles? ¿Vale la pena perder un objetivo si esto ayuda a defender mejor otro punto? Asimismo, la falta de esbirros en este modo y lo amplio de los escenarios lo hacen ideal para practicar las habilidades de tu héroe en duelos uno a uno.
El siguiente modo es Incursión. En él, cada equipo tiene una base con un gigantesco robot-araña que es prácticamente un jefe. Asimismo, oleadas de esbirros son generados constantemente. El chiste es destruir la base del enemigo con ayuda de tus esbirros, además de estructuras para optimizar tu juego, como metralletas, aceleradores y dispensadores de salud y vida. El objetivo es controlar el territorio y el flujo de esbirros para ir lentamente estrangulando al oponente para, finalmente, destruir su base. Aquí, el trabajo de equipo lo es todo, por lo que debes cuidar muy bien qué tan bien se integran tus héroes entre sí.
El último modo define más lo novedoso de Battleborn y ha llevado a muchos a considerar al juego una especie de MOBA intergaláctico. Se llama Fusión, y es un poco difícil de entender al inicio. Hay 2 equipos de héroes confrontados en un mapa donde se generan esbirros constantemente. En los 2 flancos del mapa, hay "altares", que son la meta de los esbirros: cada vez que un esbirro llega a un altar te da una cantidad de puntos. Debes destruir los esbirros enemigos para que no lleguen a su altar y ahuyentar a tus rivales para que tus esbirros lleguen a su destino. Para ayudarte, puedes recolectar cristales con los cuales es posible construir torretas automáticas, aceleradores de esbirros e incluso esbirros gigantescos que dan más puntos. El primero en obtener 500 puntos gana. Este modo tiene mucha estrategia: debes elegir entre destruir esbirros o héroes, cuáles estructuras construir, cómo dividir a tu equipo, qué lado atacar o cuál defender, etcétera. Es el modo de juego más ingenioso y es lo más lejano a un shooter "arcade" que se pueda pensar: las partidas pueden durar hasta 25 minutos y requieren buena coordinación y estrategia.
Además, Battleborn presenta una cantidad de dinámicas de progresión que le brindan longevidad y profundidad. La primera es el sistema de hélice. La hélice es un árbol de habilidades con varios caminos. Por ejemplo, digamos el héroe Rath, un espadachín y vampiro galáctico que puede ser un tanque gracias a su habilidad de robar vida a sus víctimas. Rath tiene 3 habilidades además de su ataque base; la primera es lanzar una oleada de poder con sus espadas cruzadas; la segunda es lanzar una onda expansiva para paralizar a sus enemigos; la tercera, su habilidad final, es girar repetidamente para robar vida a sus enemigos. Cada habilidad tiene su opción en el árbol, que va por nivel. Por ejemplo, puedes elegir que las espadas cruzadas ralenticen al enemigo o que tengan menos cooldown o que permitan reducir el cooldown de tu ataque principal o que funcionen en combo con tu otro ataque para hacer stun a tus enemigos. Tu onda expansiva puede hacerse más grande o permitirte hacer un salto o bajar la defensa o el escudo a los enemigos. También puedes descartar esto y concentrar tus mejoras en tu ataque base o en tu finisher. El punto de todo el sistema es que, si eliges un camino diferente cada vez, no jugarás el mismo personaje 2 veces.
El sistema de botín o loot también es muy importante. Cada misión y partida multijugador tienen la oportunidad de darte un cofre de equipo. Dicho equipo se agrupa por loadouts y se activa mediante el uso de cristales en la partida. Digamos, puedes llevar al campo de batalla un ítem para incrementar tu nivel de ataque, una armadura para aumentar tu defensa y algún ítem de utilidad. Tienes 3 ítems máximos para tu loadout y se activan con los cristales que acumulas durante la partida (tu "oro", si quieres verlo así), así que debes elegir entre mejorar tu personaje o gastar tu oro en estructuras para ayudar a tus compañeros, por ejemplo. ¿Quieres ser un poderoso carry o mejor concentrarte en los objetivos a largo plazo? La decisión es tuya.
Como ves, si sumas todos estos factores, resulta que Battleborn es muy complejo y completo. Debes cuidar la progresión de tu personaje, coordinarte con tu equipo, acumular cristales, construir estructuras, cuidar objetivos, y por supuesto, combatir a muerte con un montón de locos sedientos de sangre. En resumen: Battleborn es el shooter más completo y complejo en mucho tiempo en cuestión de mecánicas. Sin embargo, el asunto no es claro al inicio, y quizás ese es el gran problema: que el juego hace poco por darte a entender toda su riqueza y posibilidades, así que sobrevivir a los primeros niveles en los que no tienes con qué defenderte es sumamente difícil. Estás en una partida frenética llena de muerte, pero al mismo tiempo, debes asimilar muchísima información sobre tu personaje, su árbol de habilidades, su gear, el mapa, los objetivos, etcétera, todo lo cual hace explotar tu cerebro. El resultado es que vas a la YOLO durante varias partidas, sin victoria alguna hasta que de pronto empiezas a captar cómo funciona el juego.
En cuanto a gráficos y música, Battleborn tiene un diseño visual lleno de personalidad y carisma, pero también puede ser muy confuso y la interfaz de usuario no ayuda mucho. La música deja un poco que desear, no por mala, sino por escasa: el opening animado es una maravilla, pero después los matches y escenarios tienen poca música qué ofrecer. En cuanto a desempeño, el juego ha mejorado desde la Beta, en la que el exceso de efectos y luces provocaban constantes bajones de frame rate y hasta congelamientos: actualmente, el juego funciona, pero está un poquito mal optimizado para lo que es. Aún así, un equipo de gama media puede con él perfectamente.
Ahora vamos al grano. Muchos han hecho la comparación entre Battleborn y Overwatch, los 2 primeros grandes shooters basados en héroes que han aparecido con sólo un mes de diferencia. Por supuesto, los juegos son tremendamente distintos, pero la gente ha sentido la necesidad de contraponerlos para orientarse. Podemos decir lo siguiente. Sí, sabemos que Overwatch está en Beta, pero parece que prácticamente está ofreciendo todo lo que habrá en el juego final, y es un hecho que no tendrá campaña, no habrá gear más allá de los cosméticos, y prácticamente, conocemos todos sus mapas y héroes. Tomando en cuenta esto, podemos decir que Battleborn es mucho más profundo que lo que ofrece Overwatch, un título sin duda carismático y bien diseñado, pero prácticamente sin progresión, totalmente "arcade", con mapas simplones, mecánicas sencillas (aunque por eso mismo: accesibles), sin historia fuera de cinemáticas de YouTube, sin diálogos profundos entre los personajes, sin campaña... En comparación, Battleborn será menos carismático (ciertamente, no va a incrementar el tráfico de Pornhub), que busca integrar un aspecto RPG con la onda shooter y el asunto MOBA, algo que muchos no podrán entender o manejar, pero los que puedan hacerlo, descubrirán un juego muy completo, con campaña, progresión, historia, complejidad y carisma. Es decir: es un título para usuarios más avanzados.
¿Vale la pena Battleborn? Sí, pero debes saber lo que haces. El juego ofrece mucho más de lo que se ve en su superficie y debes meter un poco de dedicación a sus héroes y modos de juego para sacarles el máximo, pero vale la pena. Como dijo el propio Randy Pitchford, Battleborn es una apuesta. Yo mismo, al inicio, realmente no entendía o apreciaba lo que tenía que ofrecer. Sólo con algo de tiempo, jugar la campaña y empeño para entender los sistemas de juego pude romper las apariencias y descubrir un título disfrutable que va mucho más allá de un simple shooter arcade. En resumen: divertido, pero necesita al tipo de jugador correcto. En fin, Battleborn es un buen shooter, pero no será para todos y quizás eso hará que sea un poco malentendido. Una apuesta que, al menos en términos de juego, dará muchos frutos a aquellos que no tomen la elección obvia. Recomendable.
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