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Hemos llegado al punto en el que el Game Boy Advance nos genera mucha nostalgia, y con justa razón, pues han pasado más de 20 años desde su lanzamiento. La portátil nos trae muy lindos recuerdos porque tuvo una biblioteca de lanzamientos fantásticos que es necesario que Nintendo haga más accesible. Una manera de hacerlo es con el Nintendo Switch Online, pero otra es con remakes.
Mario vs. Donkey Kong (2004) es una de esas joyas que tal vez muchos omitieron y que destaca entre tanto título maravilloso de la portátil gracias a su concepto, acertijos y desafíos creativos y muy divertidos. Nintendo lo trajo de vuelta para asegurarse de que más personas le den chance y descubran su calidad, pero en el camino le agregó tanto detalle y amor, que es un ejemplo de cómo deberían hacer todos sus remakes.
Más grande y choncho que nunca
Aunque Mario y Donkey echan retas de tenis, golf, futbol y carreras de karts, hace muchos años el gorila aventaba barriles sobre Mario para evitar que rescatara a Pauline, y en el Game Boy Advance hasta robó todos los Mini Mario de la fábrica de juguetes. Así de sencilla es esta historia que desemboca en cientos de niveles fascinantes.
En Mario vs. Donkey Kong de GBA hay 6 mundos base, otros 6 que son parte del postjuego y, por último, 12 niveles “para expertos”. Para la nueva versión, se añadieron 2 mundos básicos, otros 2 en la parte plus y 4 escenarios para expertos, así que el valor de compra es mayor. ¿Quieren más? Podemos pasar todo en el modo Time Attack, que nos pone un límite de tiempo mucho más apretado al que está por default.
Cada mundo tiene 9 niveles; 6 normales divididos en 2 fases, uno en donde hay que llevar a los juguetes a una caja, otro para obtener vidas extra y la pelea contra el jefe. Esto da un total de 156 niveles, lo que justifica por completo su precio ($999 MXN).
La marcha de los juguetes
Los niveles normales son los que más abundan y la versatilidad de sus acertijos hacen que la jugabilidad se mantenga fresca casi todo el tiempo. Como comentamos, se dividen en 2 partes; en la primera, hay que conseguir una llave para abrir la puerta que lleva a la siguiente fase, pero en el camino podemos obtener 3 regalos que sirven para completar el juego 100%.
En la segunda parte debemos cruzar el escenario y rescatar al Mini Mario secuestrado. En ambas facetas hay obstáculos y enemigos distribuidos de manera perfecta para que el reto sea considerable pero nunca injusto. Una de las mecánicas principales de Mario vs Donkey Kong es la de los interruptores de colores (rojo, azul y amarillo).
Al presionar uno, aparecen puentes, escaleras o muros que sirven para cruzar o encerrar enemigos y más objetos peligrosos, pero sólo podemos activar uno cada vez. Esto significa que debemos pensar qué interruptor queremos tener activado, y cambiarlos constantemente para progresar. Suena sencillo, pero esta mecánica desemboca en muchísimas ideas muy variadas que hacen que casi todos los niveles se sientan únicos.
Por ejemplo, al activar el botón rojo en el mundo embrujado, los fantasmas de dicho color se quedarán congelados y nos servirán como plataformas para cruzar abismos. En los niveles con temática de parques de diversiones, los interruptores activan flores que sueltan un fuerte aire que nos ayuda a volar. Estas variaciones demuestran que Mario vs. Donkey Kong primero nos enseña ideas sencillas y después todos los usos que podemos darles.
Además de los interruptores, hay lianas que podemos escalar, botes de basura que sirven como plataformas para cruzar hoyos con púas, pisos resbalosos, resortes que nos impulsan, martillos, bombas y más objetos que nos ayudan a progresar. Es así como, cuando uno piensa que este juego se quedó sin ideas, aparece un nivel que presenta algo novedoso y fascinante.
Que no pare la fiesta
Cada escenario es corto, por lo que el ritmo de juego es ideal para que nunca nos aburramos. Mario vs. Donkey Kong es la entrega perfecta para esos trayectos al trabajo, la escuela y para viajar, pues una sesión, por más corta o larga que sea, es muy divertida. Ya sea que juguemos sólo un nivel o varios mundos en una sentada, jamás pensamos “aquí le voy a parar”, pues la constante sensación de que algo nuevo nos espera lo hace adictivo.
Los niveles en donde debemos llevar a los Mini Mario a su caja son fascinantes, pues son un repaso de todo lo que vimos en su respectivo mundo y además tienen el reto de que los juguetes se mueven en automático hacia donde vayamos. Además, para completar 100% del nivel, podemos recoger las 3 letras que forman la palabra TOY, lo que añade una capa de complejidad pero también de satisfacción al hacerlo.
Las peleas contra Donkey Kong son nuestra parte menos predilectas. A pesar de que a veces cambian un poco su estructura, son muy parecidas. El hecho de que siempre peleemos contra el gorila las hacen de por sí monótonas, pero a veces están completamente recicladas y lo único que cambia es el fondo. Sabemos que éste es problema del juego original, pero al haber agregado contenido nuevo, nos hubiera gustado que modificaran este campo.
Los niveles de los mundos extra dejan de lado la dinámica de las 2 fases y son simplemente una. La diferencia es que ahora tenemos que hacer que un Mini Mario consiga la llave que abre la puerta del final, y conseguir los 3 regalos en caso de que queramos pasar el juego 100%. Esto hace que la segunda parte de la aventura se sienta muy diferente y más difícil, pues evitar que el juguete muera puede ser complicado.
Los niveles expertos son, probablemente, los más creativos y divertidos. Constan de sólo una fase en donde podemos agarrar los 3 regalos de colores y abrir la puerta con la llave. A pesar de que es lo último del juego, presenta ideas frescas, y las que se reciclan se expanden mucho para que los escenarios sean más complicados y profundos, así que vale la pena jugarlos.
Todos estos niveles se pueden pasar de 2 maneras: en modo clásico o casual. El primero es de la misma forma como se jugaba el Mario vs. Donkey Kong del GameBoy Advance, y el segundo es una variante más sencilla. Tenemos tiempo ilimitado y, en lugar de que al morir perdamos una vida y tengamos que reiniciar, nos dan 6 oportunidades o “colchones” que están representados por burbujas.
Cuando morimos, la burbuja nos lleva de vuelta al inicio o hasta un checkpoint y podemos continuar con los regalos que agarramos previamente. Este modo es una gran opción para facilitar la experiencia de los jugadores más pequeños o para usarlo en los niveles para expertos, pero si jugaste el original o tienes experiencia en puzzles, quizá nunca los uses.
Por último, está la versión Time Attack de cada nivel, que es básicamente pasar todo el juego de nuevo pero con un cronómetro muy apretado que incrementa el reto considerablemente. Estas versiones de los escenarios sólo tienen el modo clásico y remueven los regalos para que nos concentremos en ir por la llave y por el Mini Mario secuestrado, y la verdad es que el tiempo tan reducido hace que la experiencia de rejugar se sienta muy distinta y llena de adrenalina.
Saca los prohibidos
En esta aventura Mario tiene un repertorio de movimientos muy diferentes a los que conocemos actualmente. En lugar de correr rápido y saltar todo el tiempo, el bigotón anda más lento y su brinco básico es muy débil. Afortunadamente, tenemos un par de trucos bajo la manga. Por ejemplo, podemos hacer que el plomero camine de manos para que sus pies lo protejan de objetos que caen del cielo.
Si al estar en esta posición damos un salto más alto de lo normal, y en el instante en que caemos apretamos A, podemos saltar aún mejor. Este combo es ideal para llegar a plataformas muy lejanas. Hay otro movimiento muy útil para hacer un back jump idéntico al de Super Mario 64, que es comenzar una carrera y girar hacia al otro lado mientras oprimimos el botón de brincar.
Es así como se presentan ocasiones en donde sentimos que hay más de una solución para ciertos acertijos. La mayoría de las veces sólo tuvimos que mirar el escenario para saber que hacer, pero un par de veces nos pasó que al conseguir un Mini Mario o al llegar a cierto punto del mapa pensamos “creo que esto no era así, pero funcionó”, lo que fue muy satisfactorio porque nos dio un sentimiento de libertad y creatividad.
El juguete más reluciente del estante
Hablamos a fondo de diseño de niveles, acertijos, repertorio de movimientos y contenido extra de este remake, pero obviamente tenemos que alabar el trabajo visual de Nintendo. Los gráficos fueron reconstruidos desde 0, lo que le da un toque sumamente moderno y actualizado a los personajes. La entrega de Game Boy Advance se veía muy bien, pero esta nueva versión la supera por mucho.
Los escenarios se ven con mucha más vida gracias a sus colores llamativos y a que cada objeto y enemigo está lleno de detalle. En el título original hay niveles en fábricas y ambientes más industriales que eran muy grises y serios, y esta nueva versión mantiene la ambientación, pero la hace lucir más interesante. Incluso el pelo de Donkey luce fantástico, y ni qué decir de las cinemáticas.
Por último, la música, que también fue modificada para que suene más acorde a los tiempos modernos. Utiliza de base el soundtrack original, pero se agregan nuevos instrumentos y técnicas de grabación para que se escuche mejor que nunca. Hay varias canciones que se nos quedaron pegadas durante mucho tiempo, y es muy difícil dejar de tararearlas incluso después de que dejamos de jugar.
Todos los juguetes se rompen
Este remake de Mario vs. Donkey Kong reluce gracias a lo fiel que es al original pero también a todo lo que añade, aunque tenemos que decir que tiene un par de imperfecciones. La primera es el multijugador, que es una de las novedades del título. Los niveles se pueden jugar de manera local con otra persona que controla a Toad, y lo que cambia es que ahora tenemos que conseguir 2 llaves, en lugar de sólo una.
La nueva llave sirve para quitarle un candado a la puerta que marca el final de los niveles. Esta idea es noble, porque permite compartir la experiencia con otro jugador, pero sinceramente la vemos un poco forzada e innecesaria. Como un jugador va por una llave y el otro por la restante, se divide el trabajo y los niveles terminan por ser más cortos y sencillos de lo que ya son.
Además, si logras conseguir tu llave antes que el otro jugador, tienes que quedarte parado viendo cómo tu compañero resuelve su acertijo, y eso puede llegar a ser un poco aburrido. Creemos que esta adición funciona si eres un gamer que juega con uno de sus hijos o alguien inexperto, pero está lejos de ser un punto de venta o la forma ideal de jugar Mario vs. Donkey Kong. Aceptamos que la opción esté ahí, pero pudo haber agregado más elementos para que sea más atractiva, como un modo batalla o algo similar.
El otro defecto, que ya mencionamos, son las batallas contra Donkey. Nintendo simplemente desaprovechó la oportunidad de cambiar un poco las dinámicas de estas batallas, aunque agregó 4 mundos. De las 16 luchas únicamente las finales (que no podemos spoilear) son memorables y genuinamente divertidas; las demás son muy repetitivas. Nos hubiera encantado ver nuevos jefes, pero es el precio de ser un remake tan fiel al original.
Veredicto
Con todo y estos problemas minúsculos, Mario vs. Donkey Kong para Switch es el ejemplo de cómo Nintendo debería hacer sus futuros remakes. Es la fórmula perfecta porque es muy fiel al juego original, pero al mismo tiempo agrega nuevo contenido y pule lo que antes no funcionaba o que podría haber envejecido mal.
Creíamos que Super Mario RPG era un remake perfecto, pero éste va por la milla extra y añade aún más. Además de los niveles originales, hay muchos más que se pueden pasar en modo clásico, casual, en Time Attack y hasta con otro amigo; los minijuegos para conseguir vidas son más profundos y la cereza del pastel es que visualmente se ve grandioso. Esperamos que Nintendo use esta entrega como ejemplo para sus siguientes relanzamientos.
Mario vs. Donkey Kong para Nintendo Switch es la manera definitiva de jugar esta entrega original del Game Boy Advance, y si le va bien, podría ser la puerta para que la Gran N reviva más joyas de la portátil.
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