Tras enterarse de que su abuela moriría en pocos meses a consecuencia de cáncer terminal, la artista de videojuegos, Priscilla Firstenberg envió una carta a Oculus VR exponiendo la situación de la señora Roberta Firstenberg, quien deseaba salir una vez más al mundo exterior, pero cuya condición se lo impedía. El equipo de soporte de Oculus Rift envió a los Firstenberg un kit de desarrollo cargado con el demo Tuscany Villa, mediante el cual la señora Roberta pudo conocer la Toscana poco antes de morir.
"El equipo me reenvió esto hoy para que lo revisara.", contestó Kevin Crawford, cabeza de soporte de Oculus, a Priscilla. "Gracias por tu conmovedor correo. Todos lamentamos mucho escuchar sobre tu abuela y sentimos empatía con tu situación. Este correo le dio la vuelta al grupo de soporte y fue una decisión unánime ayudarte. Desafortunadamente, no podemos enviarte una de nuestras nuevas unidades pues estamos atrasados con las órdenes existentes, pero recibimos algunas muestras de desarrollo en la oficina.", añadió el ejecutivo, luego de lo cual envió Oculus Rift a la familia Firstenberg.
La señora Roberta Firstenberg probó el aparato un rato; primero con confusión y luego con asombro no sólo por el espacio virtual, sino por la facilidad para moverse, contrastada con las dificultades que ella tenía en ese momento.
"No puedo creerlo. Es decir, escuchas de este tipo de cosas y crees que estás preparada para ellas, y es como caer en un espejismo... en una nueva vida... es hermoso... es asombroso.", declaró Roberta, aunque también advirtió un problema bien documentado: el mareo, el que atribuyó a su menoscabada condición, pero que hoy sabemos tiene que ver con la realidad virtual como tal.
Priscilla también tuvo una idea poco después, que fue conectar Street View de Google a Oculus Rift, y así la abuela fue capaz de ver su casa desde el exterior e, incluso, a ella misma saludando al auto de Google.
"Pude verla sonreír cuando volteó. Sonrío mientras se veía de arriba a abajo, pero luego se puso triste al notar que lucía más saludable ahí.", recordó Priscilla.
La señora Firstenberg murió un mes más tarde, pero su caso es testimonio del potencial de la realidad virtual más allá de los videojuegos.
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