Si bien a veces parecen tendenciosas, las investigaciones científicas apuestan por la verdad, aunque en ocasiones entran en contradicciones, tal como le sucedió a un reciente estudio de la universidad Flinders de Australia que hace 2 años predicaba que no había daño en jugar un poco antes de dormir, y ahora, tras someter a más pruebas su teoría, los investigadores aseguran que dedicar varias horas a los videojuegos antes de irse a la cama puede alterar los hábitos de sueño.
Los resultados se dieron gracias a una veintena de adolescentes que durante algunas semanas se sometieron a sesiones de varias horas con muy diversos títulos, y aunque al principio no se notaba cambio en los patrones de sueño, después comenzaron los desórdenes. La alteración fue mínima: en total se perdieron sólo 27 minutos de descanso efectivo, y otros 39 minutos que fueron necesarios para conciliar el sueño.
Aunque los involucrados se fueron a dormir a su hora habitual, se despertaron constamente durante la noche, cuenta el psicólogo Michael Gradisar, quien atiende a explicar que lo grave en todos los casos es que el sueño profundo se interrumpía constantemente. A esta etapa de descanso sólo se le arrebató un promedio de 12 minutos, lo cual puede ser una reducción insignificante, pero el descanso profundo es vital para que la memoria funcione de manera óptima, y en el caso de los adolescentes puede dañar su estabilidad escolar.
La nota final del estudio es que jugar durante 50 minutos o menos, mantiene los niveles de sueño en condiciones normales, pero extender la sesión de juego más allá de los 150 minutos, provoca alteraciones graves. Cabe señalar que los investigadores aseguran que la temática de los juegos no afecta los hábitos de sueño, y en condiciones generales da lo mismo arrullarse con un poco de Dead Space, que con Kirbys Return to Dreamland.
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