En el marco de la publicación de su tercer libro de vampiros, The Night Eternal, el cineasta mexicano, Guillermo Del Toro, aprovechó para ponernos al día con respecto a InSane, título de terror que está desarrollando en mancuerna con THQ y el estudio Volition.
De acuerdo con el director de filmes como El Laberinto del Fauno y Hellboy, pese a la carga de trabajo y la multiplicidad de proyectos en los que se encuentra involucrado, continúa visitando Chicago, hogar de la casa de desarrollo, o efectuando teleconferencias para intercambiar ideas de diseño, jugabilidad y modelos. Lo estoy tomando poco a poco. Pienso que será un juego divertido y aterrador. Para mí esto es una aventura. Estoy aprendiendo muchas cosas, aseguró.
Históricamente, Del Toro ha sido un gran fanático de los videojuegos, exaltando sus posibilidades como medio y reconociendo los desafíos implícitos en la concepción de dicha forma de entretenimiento, incluso si se proviene del séptimo arte. Llegué al desarrollo de videojuegos con gran humildad porque no quería llegar con la actitud de: ¡Oh! Sé cómo hacer películas, entonces sé cómo hacer videojuegos, lo que es un gran error. Llegué con la idea de aprender un nuevo medio porque pienso que me será muy útil como narrador.
InSane todavía se encuentra en una etapa tremendamente prematura de su diseño, pero a juzgar por las declaraciones del jalisciense, será una experiencia que tome grandes riesgos creativos, enfatizando la sensación de libertad, pero con una dosis de horror y malicia tan superior que, en palabras del propio Del Toro, quizá no funcionaría en el cine. Estamos siendo realmente repugnantes en el juego. De hecho estamos intentando cosas que no pienso que serían aptas para las películas, advirtió, pero también aclaró que InSane aún se encuentra a dos o tres años de distancia, pues el proceso es muy largo.
Dicho lo anterior, no queda claro si la propuesta alcanzará a debutar en la presente generación de consolas, misma que parece estar llegando a su ocaso, pero resulta encomiable la actitud fresca, temeraria y, sobre todo, comprometida de este cineasta. Vale recordar que directores de la talla de Steven Spielberg han demostrado poco interés cuando se embarcan en proyectos de corte pixelado.
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