No es un secreto que la parte correspondiente a Japón en la industria de los videojuegos ha decaído en los últimos años. Hace poco, en las épocas del PlayStation 2, aún se notaba la constancia y popularidad de los desarrolladores del país de oriente, ni que decir de la hegemonía que disfrutó ese sector en la década de 1990. Pero nada permanece igual en el negocio del pixel, por lo que Occidente ha tomado rápidamente la batuta para entretenernos con propuestas muy diferentes a las asiáticas.
Square Enix se percató de la tendencia en 2008 y cambió su modelo de negocios, comprando un año más tarde Eidos como parte de una iniciativa para expandir su visión de desarrollo y crear títulos que tuvieran impacto global. Era eso o perecer, pues gran parte de su repertorio de nuevas propuestas, como Infinite Undiscovery y The Last Remnant, eran rechazadas contundentemente por la audiencia; incluso sus productos principales, Final Fantasy incluido, sufrieron el declive, resultando un pésimo cierre del año fiscal con sustanciales pérdidas.
Secundando lo que Keiji Inafune decía en el Tokyo Game Show de 2009 acerca del deplorable estado de los juegos japoneses, Koji Taguchi, un alto ejecutivo de Square Enix, exteriorizó en Twitter su preocupación por la falta de juegos japoneses durante el E3 2011 que acaba de llevarse a cabo en la ciudad de Los Ángeles, California. Gracias a la fusión con Eidos, y que mostramos juegos como Tomb Raider, Deux Ex y Hitman, tuvimos una presencia más estable. Pero la decadencia de los juegos japoneses es humillante. Durante toda esta semana he meditado en la forma de solucionarlo, expresa con preocupación.
A pesar de que Square Enix presentó algunos títulos de origen nipón durante la convención, como Final Fantasy XII-2, el trabajo de occidente compone el mayor porcentaje de lanzamientos para lo que resta del año, mientras que Final Fantasy XIV Online sigue en proceso de replanteamiento, aún cuando es uno de los responsable en las pérdidas anuales de la compañía.
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