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Leí este libro que se llama Instrucciones para un descenso al infierno, por una escritora llamada Doris Lessing. A decir verdad, nunca había escuchado de este libro, y no tenía ni idea de qué se trataba. Estaba a sólo 20 pesos, y me parecía haber leido en alguna parte que la escritora era bastante buena. Así que lo compré, sin la menor idea de qué esperar.
Comienza así: un hospital psiquiátrico recibe a un hombre encontrado en una playa, sin memoria, alucinando, e incapaz de callarse o de dormir. Incluso resiste a los más fuertes somníferos disponibles. No deja de decir que está en altamar, y relatar cómo en medio del oceáno y tratando de encontrar "algo". Su relato se nos cuenta en medio de deliberaciones de los doctores de cómo proceder en su caso. Básicamente, estaba navegando junto con sus amigos en busca del Cristal, una nave espacial procedente de otro mundo, pues quieren ser abducidos por estos seres de otro mundo. Pero en cuando lo encuentran, se llevan a todos menos al protagonista (hasta este punto, ignoramos del todo su nombre), lo que lo hace entrar en crisis. ¿Es que acaso era indigno? Se deprime y se deja llevar por la corriente, al parecer deseando la muerte, pero termina en una isla desierta.
Hasta este momento, todo me parece demasiado parecido a Los Viajes de Gulliver. No tanto al libro, sino a esa estupenda miniserie televisiva que pasaban por tele abierta con Highlander en el protagónico. Es que comienzan parecido: Gulliver llega alucinando y creyendo que sigue en su viaje, y todo el mundo, incluso su esposa, piensan que está loco, y lo recluyen en un manicomio. El parecido aumenta cuando leemos que el tipo este llega a una ciudad habitada por una raza de animales muy extraños, que eran como perros, y por otra raza de otros animales muy extraños, más parecidos a los monos (como los Yahoos y los Houyhnhnms de Los Viajas de Gulliver, sólo que las dos especies son igual de aborrecibles), quienes se pasan el tiempo matándose entre sí. Llega el punto en el que el cristal regresa a la tierra y acaba por llevarse a nuestro protagonista a un lugar lejano, más allá del Sistema Solar. Y es entonces, justo cuando piensas que el libro no se va a poner más raro, que todo cambia.
No quiero poner toda la trama del libro aquí, pero bien podría, porque la trama es realmente simple. Lo que es complicado es el idioma, y tratar en encontrarle un sentido a todo lo que significa. Me siento incapaz de comprender este libro. Iba por la página 150 (de 280) y seguía sin saber en lo absoluto de qué se trataba. Es un libro extremadamente metafórico, lleno de alegorías, que se entrelazan entre sí. Ya sólo eso sería muy complicado, pero la trama en sí es aún más complicada. Salta de género en género. Ciencia ficción. Drama. Género epistolar. Más drama. Y luego termina.
Es uno de los libros que más trabajo me ha costado leer, porque al principio no dejaba de quedarme dormido. Cuando no comprendo algo, me aburre, y termino durmiéndome. ¿Por qué lo seguí leyendo? Es que tiene algo, que podríamos llamar hipnótico, que simplemente te impulsa a seguir leyendo. Aún si no comprendes nada de nada, eso no impide apreciar una prosa excelsa y un lenguaje maravilloso. Además, siempre está la sospecha de que hay algo al final del libro que explicará todo, o que hará que todo tenga algo de sentido, en la trama o en el tema. De que habrá cierta catarsis que mágicamente convertiría en todo lo leído en algo coherente y enfocado. No lo hay. No hay nada. Solo más confusión, más historias inconexas, más monólogos sobre temas que no tienen absolutamente nada que ver con lo leído hasta ahora. Es un libro muy desafiante, que jamás pensaría que es malo... o bueno, porque, ¿cómo juzgar algo que no sabes qué es? Imposible, a menos que quieras pecar de perezoso y decir: Nah, pinche libro aburrido, no se le entiende nada.
Así que, no es mi tipo de libro, a decir verdad. Pero si a ustedes les gustan las metáforas, una historia privada del causa-efecto, y de todos los convencionalimos habidos y por haber, se las recomiendo mucho.
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