Viernes por la tarde de alguna tarde de mi infancia. 5:35 p.m. Falta muy poco para que se acaben las clases (si, la primaria la hice de tarde) falta muy poco para por fin aventar la mochila y no volver a la escuela hasta el siguiente lunes. La espera me está matando y sé que si me retraso 5 minutos no voy a llegar a tiempo. Suena el timbre y mientras tus compañeros empiezan a guardar sus útiles yo ya estoy corriendo a la puerta.
Que mientras voy saliendo me doy cuenta que había tarea? Me valen 3 mandarinas peladas (en ese entonces era mas común que un niño dijera “Oh Chanfle”, al “Putamadre ya valió verga” de los niños de 8 de ahora).
Ya salí y no hay tiempo para remordimientos prematuros. Corres por los edificios para llegar a tu casa, casi te atropellan al cruzar la calle pero no importa, sabes que puede que haya tv en el hospital. Sabes que hay perros a la vuelta de tu casa que posiblemente te van a perseguir y aun así te arriesgas a que no te van a alcanzar. Peor aún: Sabes que el perro de tu vecina que casualmente se echa a dormir al pie de tus escaleras te ve como un jugoso filete. Te paralizas y pierdes valor, pero volteas a ver tu reloj de pokemon y ves como falta 1 minuto para que sean las 6 de la tarde. Pasas con cuidado y al final logras sortear al perro sin que te pegue un mordisco (como odiaba a ese perro).
Llegas a tu casa y saludas de manera automática. Corres directo al televisor y te das cuenta que el narrador ya empezó a describir los sucesos del capítulo anterior mientras una musiquita amigable y conocida suena: La Genkidama que había lanzado Gokú había destrozado a Freezer. La situación no podía estar mas bajo control, era hora de ver como nuestro héroe agarraba sus chivas y se regresaba con Krillin y compañía a la Tierra. Rayos!! Bulma! Se me andaba olvidando, tienen que ir por ella primero para ver como regresan. Escenas de los Swats Ginyu llegando con Kaiosama… Bueno, supongo que solo hay un infierno y todos caen a donde mismo. Una breve pelea con los ex heroes de la tierra, una patada en el trasero, su respectiva canción de batalla y listo, no vuelven a ser relevantes en la historia.
De vuelta en Nameku, Goku y sus amigos disfrutan del aire de tranquilidad que se ganan al salvar al planeta. Una melodía jocosa suena mientras Krillin bromea sobre el carácter de Bulma. Y sabes que la paz va a reinar por un buen rato hasta que salga un enemigo mas poderoso (ya lo han hecho antes, volverá a pasar y eso me emociona).
Entonces la mirada de Krillin se ensombrece. La música cambia repentinamente a un tono aterrador y en el fondo de tu corazón también tienes miedo, porque sabes lo que va a pasar, y porque sabes que a nadie le queda fuerza para continuar la batalla. Te hundes en un profundo suspenso y es cuando empiezan a revelar la silueta de lo que temías que fuera: Freezer sigue con vida! Malherido, pero vivo al final! Apunta con su dedo y supones que es una especie de señal de amenaza, como diciendo “Ustedes son los malditos que me hirieron, lo pagarán!!”
No hay dialogo. No hay palabras. Solo un pequeño destello apuntando a Gokú. Entonces un aliado recién convertido en un verdadero amigo se lanza para salvarle. Un Gohan impotente incandose a su lado te revela la triste verdad. Maldita sea Piccoro! Goku se pudo haber agachado o algo… Tu sigues siendo muy importante: Recuerda que si tu mueres Kami-Sama también lo hará, y no se podrá revivir a nadie.
- Huyan! Krillin, Gohan! La nave está muy cerca de donde les estaban pateando el trasero.-
Pero el inútil hasta el momento de Gohan no está dispuesto a irse sin vengar a su maestro.
Entonces Goku se pone en serio y hace lo que debió decirles tiempo atrás: “Aquí solo me estorban!.” No puedo creer que Goku lo haya dicho, pero me alegro que por fin le diga algo al marica de su hijo. Muy tarde, desgraciadamente.
La música, hasta el momento en silencio, resurge con un tema poco alentador para darle entrada a uno de los momentos mas tristes para Goku: el perder a su amigo nuevamente, y saber que ya no podrá revivirlo porque ya ha muerto con anterioridad. No puedo creer que realmente esto este pasando. Estoy llorando y consciente de que estoy viendo una caricatura, me limpio y sigo atento a saber que es lo que va a pasar.
El cielo se oscurece, la tierra se destroza con violencia y mientras sigue este soundtrack alojándose en mi memoria, escucho uno de los gritos mas impactantes en la historia del doblaje mexicano (Kami-sama te bendiga, Mario Castañeda). El cabello de Goku ha cambiado. Y no dudo que su fuerza se haya multiplicado por 100. Es un Kaio-Ken pero en versión dorado. Empieza a escucharse la voz del narrador y muy a mi pesar voy a tener que esperar todo el fin de semana para saber que demonios va a pasar ahora.
Siento que una parte de mi murió ese día con Krillin y renació con el surgimiento de la transformación del Super Saiyajin. Pero también ese día entendí que Dragon Ball Z era grande, no por solo ser la continuación de una de mis caricaturas favoritas de mi infancia mas temprana, o por su catálogo de personajes tan enorme y aun así tan simples para que pudieras conocerlos. Ni por las emocionantes peleas e historias que un niño menor de 12 años pudiera ver en TV. Sino por ese Soundtrack tan maravilloso, tan variado, tan colorido y divertido en ocasiones, y tan oscuro y penetrante en otras. Ese soundtrack que inició mi gusto por toda la música instrumental, por toda la música clásica, y por todos los soundtracks de cualquier caricatura, serie, película o videojuego que realmente fueran épicos.
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