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Es el año 2030 y estoy jugando en mi casa, la nueva versión de Halo, que llamaré, Halo 2030. Detalles a destacar en mi escenario imaginario: tengo la friolera de 38 años de edad (¡Joder!), soy un tipo maduro (Y apuesto, espero), productivo (y no muy panzón también espero), casado con mi actual novia y con una hija, Luna, de 14 o 15 años de edad. En eso se presenta un candidato a novio, ustedes saben, un pretendiente. Hoy, pensar en mi hija saliendo con un fulano me pone nervioso (y aun no nace!). Pero ojalá lo haya superado para 2030.
No. No lo superaré. Quizá el Roberto 1812 habría sacado la escopeta del armario y despedido al pretendejo con una lluvia de plomo. Pero el Roberto 2030 tiene una mejor salida, más civilizada y adrenalínica: "Ven, chavo. Siéntate. Si me madreas en una partida Multiplayer de Halo 2030 te dejo salir con mi Luna. Si no, regrésate por donde llegaste".
La parte más fantasiosa de mi escenario imaginario es la concerniente al juego: Existen las mismas posibilidades de que se lance un Halo en el 2030 a que, no sé, AMLO gane las elecciones federales del 2012. Pero la industria se esta moviendo de una xodida manera, hoy vivimos en un mundo donde es más probable que una persona conozca el nuevo éxito musical gracias a Rock Band y no por la radio... Es mongolico seguir pensando que los videojuegos siguen siendo una diversión para niños y cuarentones virgenes. Las cosas han cambiado ligeramente desde que Roberto 1996 toco su primera consola un nintendo (¡Mierda, puedes dispararle a la tele!). Para el 1999 cambien mi coleccion de juegos por una flamante PlayStation, primer título: Madden. Para entonces Josue (Mi primo) ya me habia inducido al sucio mundo de las "chispas" o maquinitas. Los juegos ya eran inmersivos: de las alucinantes aventuras en solitario de Tomb Raider al 'Horror de supervivencia' de Resident Evil. Pocos recuerdo más hermosos como los de mi infancia entre videojuegos: acompañado por Paulina, mi hermana mayor, a cambiar discos en el extinto flea market de Burleson.
Tengo 20 años, 15 de ellos jugando.
Cuando era niño los videojuegos formaron mi carácter competitivo y mi tolerancia a la frustración (Lo segundo nunca fue fácil; preguntenle a mi madre, mirándome atónita cómo golpeaba con el puño la pared por no poder pasar un nivel de Devil May Cry en Dante must die). Más adelante, aunque podría pensarse que enajenan, en realidad fueron un catalizador de convivencia social (Pizza, cigarro y alcohol!), conocimiento multicultural y lingüístico. Ahora, son un santuario. Cuando mi novia no esta en casa y no podemos hablar, amo conectarme con mis audífonos a jugar Halo Reach. Y lo haré con Halo 4 el proximo fin de año. Dentro de poco también serán un medio más para poder convivir con mi Luna y mi Santiago.
En cuanto a Halo 2030, bueh, con seguridad habrá algo que superará con creces lo que hoy nos ofrece Master Chief. Por ejemplo, pretendientes incómodos sentados en la sala de mi casa. -Roberto Rivas P.
Adultez gamer.
por Kingcool {"src_avatar":"https:\/\/cl2.buscafs.com\/www.levelup.com\/public\/uploads\/images\/34118\/34118_64x64.jpg","nickname":"Kingcool","user_name":"Mario B","user_link":"\/usuario\/Kingcool","posts":3613,"theme":"default","cover":false,"status":true}
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