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Lo siguiente es una transcripción de las páginas del diario de Lord Kalt, que se encontraron en uno de los túneles dominados por el Dios Dragón.


 


 








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Y así comencé mi viaje, recordando mis bienaventurados días de juventud, en los que disfrute de las mieles y hiel de la vida, recordé aquellos senderos del pequeño bosque donde disfrutaba mis paseos matutinos durante tantos años, aquel viaje a la playa donde encontré a la que ahora es mi amada y como disfrutamos aquellos atardeceres frente a la inmensidad del mar, aquellos salones donde los bailes se hacían presentes para el gozo de todos disfrutando de vinos y manjares, aquel arrollo donde jugué en mi niñez y donde jugue con mis hijos, todas esas experiencias de la vida que al final hacen pensar en que los mas valioso de todo son las cosas cotidianas, cuales peligraban por esta maldición.


 


 








Ahora me doy cuenta que necesito mas poder, solo quedan unos cuantos demonios mas para presentarme ante mi destino, aunque en realidad no se si ya esta marcado.


 


 








Descubrí hace algunos días (por accidente) que el poder no solo proviene de los demonios, sino también de los cazadores de estos, así que estos días me he aventurado a cazar a mis hermanos, la ultima expedición fue melancolica, salí vencedor ante aquel contrincante, quisiera decir que lucho con todo, cual fiera acorralada ante la presión de mi presencia, que sus acompañantes lo protegieron cual tesoro, pero no fue lo acontecido, era su boleto de salida, pero también el mío, por esa simple razón no debía fallar, el primero de sus guardianes era un guerrero, hermosa armadura y gran espada, forjada de los mas preciosos metales brillantes como el sol, el segundo era una preciosa mujer de gran porte y belleza, hechicera de habilidades equiparables a las mías, y mi contrincante principal un caballero, de gran presencia, la hechicera y el paladin parecian cercanos, como si se conocieran.


 


 








Al juzgar por sus cara se vieron sorprendidos de verme, los tres se colocaron como si hubieran de rendirme cuentas, esperaban un mínimo de cortesía y reverencias aproveche ese detalle, siendo ese su primer error, apenas se descuido aquel paladín lance un conjuro sobre el guerrero, la descarga de mi energía impacto en la cara de aquel infeliz, que alarido desprendió, lo recuerdo y me da risa, la hechicera respondió rápidamente ante la agresión, y me ataco con la misma magia apenas pude girar mi hombro, mientras que el paladín desenfundaba su espada, aquella mujer lanzo otros dos ataques, el primero paso cerca, mientras que el segundo logre evadirlo con gran esfuerzo mientras giraba, y en cuanto me incorpore lance otro ataque de las artes oscuras, el fuego salio del piso, como si fuera el propio infierno, consumiendo todo a su alrededor, pobre guerrero, con la cara destrozada no pudo ver lo que se avecinaba y murió calcinado, los esqueletos de guerreros que alguna vez fueron hombres se arrojaron sobre el paladín, la hechicera de hermosa cabellera color ébano giro sobre su costado saliendo del peligro, mientras que aquel paladín, solo recibió quemaduras leves.


 


 








Me abalance de nuevo sobre el premio mayor mientras desenfundaba mi espada, aprovechando que los ataques de aquellos entes concentraban en mi presa principal y la hechicera al ver que su caballero se encontraba en peligro se acerco con la intención de castigarme por tal osadía, pero nunca imagino que solo era una farsa, que mi real objetivo era su garganta, así que cuando estuvo lo suficiente cerca para atacarme, mi espada se tiño de rojo, el grito que esperaba no salio de ella, sino de aquel inútil hombre que aun peleaba contra el ultimo de los guerreros caídos, pareciera una broma cruel del destino, pero la cabeza de la mujer callo en los brazos de aquel hombre, mientras que la cabellera se enredo en el casco del desgraciado, algo curioso fue ese acontecimiento, el ebano de la cabellera simulo el velo de la noche y los destellos de la armadura del paladín parecían estrellas, mientras que la sangre bañaba todo de gran calidez, tal retrato me sorprendió, pero me sorprendió mas que aquel infeliz no defendió mas su vida, no se que paso, me acerque a el con paso firme y tranquilo, y encante mi daga mientras me acercaba, marque su destino en mi corazón y el suyo, hasta ese momento sostuvo la cabeza de la mujer, una gran curiosidad me invadió y quise ver lo que veía aquel desdichado, los ojos de la mujer permanecían fijos como reclamando, mirando fijamente los ojos de aquel hombre.


 


 








No me malinterpreten pero no puedo darme el lujo de que mediocres traten de acabar con demonios, ¿porque permitir que se desperdicie tal poder en otros?, lo mejor es acabar con estos cazadores antes de que roben mi grandeza, si eso ocurriera donde quedaran mis batallas libradas ante aquellos que me cazaron, ante aquellos demonios que rugieron y se abatieron ante mi espada.


 


 








No soy culpable de pretender ser mejor que otros cazadores, no me siento orgulloso pero tampoco me siento culpable ni mucho menos, ahora comprendo que son solo paradigmas lo que se cree de un héroe, no solo hay justicia en la grandeza, también hay necesidad y desesperación, también se cometen actos atroces, pero quien los recordara, nadie recordara que perseguí a mis hermanos y hermanas como viles animales, nadie lo recordara, solo hablaran de mis hazañas, cantaran poemas y escribirán libros de mis hazañas e interpretaran obras en honor a mi grandeza y de cómo libere a este reino de tal maldición.


 


 








Ahora solo tengo que apresurarme a matar los demonios antes de que me vuelva presa de otros.