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Durante las primeras 3 generaciones de consolas caseras la comunidad gamer se concentraba en divertirse y maravillarse ante prácticamente cualquier propuesta que llegaba a sus manos. La dinámica era simple: poner el cartucho en la consola, jugarlo y disfrutarlo al máximo. No había preocupación por quiénes habían desarrollado el juego o compuesto la banda sonora, ni mucho menos por la potencia del sistema en el cual se jugaba. Era una época de mucho menos exigencia que la que vivimos actualmente, con menos toxicidad, polémica y debates absurdos.
Competencia más justa
La cuarta generación trajo consigo una nueva forma de ver los videojuegos. El imperio de Nintendo ya no era tan opresor y dictatorial como en la etapa anterior y el mercado empezó a diversificarse o al menos a abrirse para dar oportunidad a otras empresas. La competencia se volvió más justa y eso ayudó a que cada compañía se esforzara por hacer mejor las cosas y mantener la preferencia del público, o bien, conquistar nuevas audiencias. SEGA no la había pasado bien como resultado de la débil competencia que tuvo con el Nintendo Entertainment System, por lo que decidió seguir trabajando y mejorando sus propuestas. Fue aquí en donde apareció una peculiar palabra en el vocabulario gamer. Una palabra que cambiaría, al menos durante algunos años, la perspectiva de los videojuegos, la forma de criticarlos y valorarlos.
¿Alguien dijo “bits”?
Aparecieron 2 consolas que se esforzaron al máximo por introducir en la mente de los consumidores la idea de que funcionaban con 16 bits, haciendo la comparación con los sistemas anteriores, que sólo llegaban a 8: el TurboGrafx-16 (PC-Engine) y el SEGA Genesis (SEGA Mega Drive). La realidad es que los ciudadanos de a pie ni idea teníamos de lo que era un bit, pero una simple operación aritmética nos llevó a concluir que 16, siendo el doble de 8, tenía que ser mejor y tener un significado trascendente. La razón por la que se hizo tanto énfasis en esta característica es que los sistemas mencionados aparecieron cuando el NES aún estaba en el mercado, de manera que era necesario darle a la gente un motivo tangible y medible para comprar las nuevas consolas.
El énfasis en los bits causó un derroche de subjetividad y prejuicio que dañaron mucho al medio. La gente ya no hablaba de lo bueno o divertido que era un juego, sino que en muchos casos se enfocaba más en cómo se veía u oía. Además del número 16, a SEGA se le ocurrió hacer notar que su sistema contaba con blast processing, otro término completamente ajeno para los no entendidos, pero que sonaba imponente e intimidante y se usaba como argumento para defender a SEGA y hacerla parecer superior a Nintendo. Hasta la fecha nadie tiene claro a qué se refiere el mentado blast processing, pero se piensa que hace referencia a las capacidades del procesador de la consola. Más allá de eso, el impacto que SEGA logró tener con esta pegajosa frase fue impresionante.
Campaña agresiva y efectiva
SEGA implementó un plan que, a mi entender, le funcionó muy bien. Para empezar, echó mano de sus grandes éxitos de arcade (incluso de aquellos que se portearon en SEGA Master System), y los incluyó en su nuevo y flamante sistema. Estoy hablando de Golden Axe, Altered Beast, Alien Syndrome y Shinobi, entre otros. La gran ventaja era que la gente ya sabía de esos títulos y se había gastado una buena cantidad de fichas jugándolos, por lo que darles la opción de disfrutarlos en la comodidad de su hogar resultó muy atractivo, sobre todo porque el traslado del formato arcade al casero fue muy bueno.
En segundo lugar, SEGA ya tenía datos duros de ventas en las distintas regiones en las que se comercializó el SMS, por lo que sacó provecho del terreno ganado y se echó a la bolsa nuevamente al público de Europa y Brasil, territorios que estaban dominados por la marca. También empezó a tener presencia en otras regiones que antes parecían inalcanzables, como la nuestra, pero esta vez con el apoyo de un gran número de desarrolladores que ya no sólo volteaban a ver a Nintendo, quienes después de un tiempo tuvieron también un sistema de 16 bits en los anaqueles. La competencia empezó a ponerse interesante y las comparaciones no se hicieron esperar. Incluso nos tocó vivir un curioso episodio en términos de la publicidad utilizada por SEGA para promocionar el Genesis, de la cual se desprendió un meme que hasta la fecha sigue vigente.
GENESIS DOES WHAT NINTENDON’T marcó a toda una generación y escandalizó a más de uno, incluyéndome. Por muy agresiva que suene la frase y a pesar de ser gramaticalmente incorrecta, no podemos negar su veracidad, sobre todo al inicio de la generación. Todos sabemos que las especificaciones del Super Nintendo superan a las del SEGA Genesis, pero esta máxima publicitaria llegó justo en el momento en el que SEGA podía presumir que estaba un paso adelante con respecto a su más grande competidor, quien lo había hecho polvo en años anteriores. Además es importante considerar que el SNES apareció un par de años después que el SEGA Genesis, por lo que tener mejor hardware suena lógico. Como ya sabrás, me sentí ofendido y despotriqué contra SEGA hasta que me cansé, pero ahora como fanboy rehabilitado de Nintendo puedo decir que el atrevimiento de SEGA trajo algunos beneficios a la industria. Nintendo siguió y sigue teniendo una base de seguidores muy firme, pero la llegada de otros sistemas con capacidades sobresalientes y una buena oferta de juegos permitió que los jugadores miraran hacia otro lado y que diera inicio la famosa y completamente absurda guerra de consolas que, dentro de lo negativo que tiene, al menos motiva a los developers para hacer cosas con mayor calidad, en el mejor de los casos.
Oferta mucho más nutrida
En cuanto al software, el SEGA Genesis tiene un gran valor. Si dejamos a un lado los títulos que aparecieron en otras consolas, aún así tenemos un catálogo bastante robusto. Según la Virtual Gaming Library, existe un total de 869 títulos de SEGA Genesis, incluyendo las regiones americana, europea y japonesa. Aunque el número es mucho menor que el de su más cercano competidor, el Super Nintendo, sin duda es considerable y cuenta con una variedad muy atractiva. Sólo como referencia, el TurboGrafx-16 tiene 305 títulos, mientras que el Neo Geo de SNK se ubica en el último lugar de la generación con sólo 117.
No haber tenido este sistema me duele más que no haber tenido el SEGA Master System, ya que en este caso se pudo ver un alza considerable en la calidad de los juegos. Hablaré sólo de unos cuantos que me parecieron geniales en todos sentidos, aunque estoy seguro de que tienes tus favoritos y te invito a que los compartas en los comentarios.
Castlevania: Bloodlines (1994)
Conocido como Castlevania: The New Generation en su versión PAL y como Vampire Killer en Japón, este fabuloso título se convirtió en mi segundo favorito de la saga clásica; es decir, antes de que los Metroidvanias inundaran la franquicia. Estoy seguro de que te mueres por saberlo, así que te diré que mi Castlevania favorito de toda la vida es Super Castlevania IV de Super Nintendo, el cual hasta la fecha no ha sido superado. Uno de los mejores títulos de Konami, de la consola y de la historia. En fin, regresando a Bloodlines, puedo decir que es un manjar para los fans de los Belmont. Es un decir, porque en esta versión no aparecen, pero John Morris y Eric Lecarde los representan dignamente y cada uno con su apariencia y estilo de combate particulares aportan muchísimo al valor del juego.
La jugabilidad es muy cómoda y el diseño de niveles es magistral y fiel a lo que todos esperamos ver en un buen Castlevania. Más allá de las mecánicas y de la progresión, algunos escenarios sobresalen por el uso de los colores, fondos y texturas. Además, se utilizan muy bien algunos elementos de la escenografía de forma que los personajes puedan interactuar con ellos o simplemente para contribuir a la dificultad, como ese nivel en el que la imagen se ve distorsionada por 2 planos distintos y debes cuidar mucho cada movimiento que haces. No llega a ser tan bueno como Super Castlevania IV, pero es un digno representante de las entregas de esta saga que en aquellos años disfrutamos tanto. Hoy puedes jugarlo en Castlevania Anniversary Collection.
Contra: Hard Corps (1994)
En cuanto supe que existía una entrega de esta entrañable saga en SEGA Genesis, supe que tenía que jugarla. Es el equivalente a Contra III: The Alien Wars, pero con ese peculiar feeling que sólo SEGA tiene y un aspecto más arcade. Lo que más me gusta son las peleas con los jefes y la posibilidad de portar varias armas y no sólo 2 como en el caso de la versión de Super Nintendo. Los cambios de perspectiva y el dinamismo de los escenarios son impresionantes. Es una aventura muy entretenida y llena de acción que actualmente puedes disfrutar en Contra Anniversary Collection.
Sonic (varios)
En este caso no puedo referirme a un solo título, sino más bien decir que la mascota de SEGA ayudó a demostrar las capacidades de la consola con cada una de las entregas que tuvo en la misma. Nunca he sido fan del erizo, pero tengo que reconocer que sus juegos alcanzaron un estatus muy importante gracias a su aparición en este sistema. En total fueron 6 los juegos que salieron con este personaje en SEGA Genesis, lo cual no es ninguna casualidad, dada su bien ganada fama entre los gamers propios y ajenos. Especialmente con estos juegos, SEGA presumía su famoso blast processing y comparaba la velocidad de Sonic con la de Mario.
Streets of Rage (trilogía)
Si hablamos de títulos icónicos de SEGA, no podemos dejar de mencionar a este estandarte de los beat ‘em ups. Es imposible evitar compararlo con Final Fight y otros juegos del género que también brillan por su calidad, pero Streets of Rage sin duda tiene personalidad propia. Las animaciones de desplazamiento y golpes de los personajes no se ven tan fluidas como en el título de Capcom, sobre todo en la primera parte, pero fueron mejorando. Sin lugar a dudas es una saga que los fans de los puñetazos y patadas deben probar.
El inicio de una nueva era
La llegada del SEGA Genesis marcó un antes y un después en la industria. Las consolas con las que compartió generación también tienen su mérito, pero el Mega Drive nos permitió entender la importancia de diversificar la oferta en cualquier mercado y que por mucho que nos guste una marca, no es saludable que se coma el pastel sola, sino que haya competencia y que ésta se traduzca en que cada empresa eche toda la carne al asador para llamar la atención de nosotros como consumidores. El gaming cambió a partir de esta etapa y seguramente seguirá cambiando, por lo que me parece importante mirar un poco hacia atrás y analizar cómo se han ido dando esos cambios y qué cosas podemos rescatar en aras de mejorar lo que hoy tenemos. Si tienes un SEGA Genesis, siéntete afortunado, porque es una pieza de colección que ocupa un lugar muy importante en esta industria que tanto nos gusta.
¿Qué recuerdos tienes del SEGA Genesis? ¿Aún lo conservas? Cuéntame en los comentarios y no olvides que te espero la siguiente semana para otro #ViernesRetro.
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