Vendió más de 100 millones. No fue porque reproducía DVD ni por la piratería o su fecha de lanzamiento. El PlayStation 2 tenía la mejor línea de software jamás lanzada en una consola. Sony había vislumbrado la ruta del éxito con su predecesora, que por su lado fue tan exitosa que obligó a Microsoft a crear una consola. De acuerdo al panorama actual de la industria, ni Xbox ni PlayStation tienen sentido como producto para la estrategia de las 2 compañías. Ya tocará hablar de eso en un artículo próximo, pero el punto es que ambas marcas surgieron como un movimiento defensivo. El primer PlayStation comenzó a atraer a tantos desarrolladores de PC que Microsoft tuvo que lanzar su propia consola para que Windows (específicamente, DirectX) no perdiera relevancia para el desarrollo.
Este debacle tiene todo que ver con los third parties. La lógica es sencilla: la consola con mejor software es la que gana. Siempre. El Wii quizá es odiado por el “hardcore gamer”, pero la realidad es que tenía los mejores juegos, pues fueron capaces de atraer a un demográfico que ni siquiera estaba interesado en el gaming en primer lugar. El resultado es que vendió más de 100 millones y ganó su guerra de consolas. El Nintendo DS hizo lo propio con una línea de software increíblemente fuerte. ¿Y cómo haces que tu plataforma tenga lo mejor? Fácil: atraes o produces grandes desarrolladores que hagan killer apps. La realidad virtual fracasará una y otra vez hasta que haya software que justifique la compra de unas gafas horrorosas que te aíslan del mundo. El PlayStation Vita perdió no por tener tecnología inferior, sino por su escasa oferta de juegos. El Wii U fracasó porque no tiene buenos juegos. Sí, podemos culpar a su control, a su precio, a su nombre y a mil cosas más, pero en el fondo la plataforma nunca tuvo killer apps que nos obligara a correr a comprarla. El Wii tuvo Wii Sports y muchos otros títulos que demostraban las capacidades de su control a la perfección, eran fáciles de entender y lo suficientemente atractivos como para que tu papá o tu abuelita tomaran el control.
El triste fanboy empedernido replicará “pero Star Fox Zero es perfecto y no vendió bien porque la juventud de ahora no sabe lo que es bueno”. La realidad es que si tu esquema de control es difícil de entender estás condenado. ¿Por qué crees que los dispositivos táctiles como el iPhone y el iPad acabaron con los teclados físicos de la Blackberry o los garabatos extraños de las Palm? Si un bebé de 4 o 5 años puede entender y manipular un iPad, no se debe a que los niños de hoy son más inteligentes, sino a un diseño de interfaz impecable. No importa si es algo nuevo o innovador; si es sencillo de utilizar, tendrá éxito. Piensa en el control del Wii: se veía como un control remoto de televisión y su concepto era simple. El gameplay asimétrico del Wii U, por otro lado, no sólo es confuso, sino que nunca tuvo una killer app que mostrara su potencial. Y con "killer app" no me refiero a simplemente un juego de Mario, sino a un software que justifique la compra de tu hardware. New Super Mario Bros. es una killer app; New Super Mario Bros. U, no. Con el Wii no ocurrió así: Nintendo hizo tan buen trabajo con Wii Sports que los desarrolladores externos tuvieron que aprovechar el éxito de la plataforma y apoyarla con software a pesar de que no era tan poderosa como las gemelas HD, el PlayStation 3 y el Xbox 360.
El caso del Wii es un ejemplo un tanto distinto al del PlayStation 2. El software más vendido de la consola de Nintendo fue desarrollado por… Nintendo. En el caso de Sony es muy diferente. La razón se remonta a los días del NES. La compañía japonesa contrarrestó la oleada de basura que se publicaba en las plataformas de Atari con un sello de calidad y limitando la cantidad de juegos que podía lanzar una compañía en su consola. Esto favoreció la calidad de software y disparó las ventas de la consola convirtiéndola en su segunda más exitosa, sólo detrás del Wii. A lo largo de los años, Nintendo creó una fuerte red de desarrollo para sus plataformas. Sony, por otro lado, nunca sufrió la crisis provocada por Atari y no conoció el terror de irse a la bancarrota y casi colapsar una industria entera por culpa de la publicación excesiva de software de mala calidad. Cuando entraron en la industria con el primer PlayStation hicieron exactamente lo opuesto a Nintendo: inundaron su plataforma con todos los juegos que pudieron. El PlayStation 2 siguió una estrategia similar. Pero las exclusivas eran importantísimas y Sony no tenía una red de estudios de la magnitud de Nintendo, así que recurrieron a los estudios de desarrollo externo para producir muchas de sus killer apps. El resultado es que los juegos más vendidos de la consola son casi todos de terceros: Grand Theft Auto: San Andreas, Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty, Final Fantasy X, Tekken 5, Madden NFL 2005, Guitar Hero III: Legends of Rock, etcétera, etcétera.
¿Qué pasó con el PlayStation 3? La arquitectura era complicada, el desarrollo difícil y su precio elevado. El resultado es que los desarrolladores abandonaron la plataforma. Sony perdió un montón de exclusivas y tuvo que competir con el Xbox por el segundo lugar detrás de la poderosa Wii, que logró aplastar la competencia gracias a que la red de estudios de Nintendo desarrolló killer app tras killer app para la consola. El PlayStation 3, sin el apoyo exclusivo de las third parties, se quedó sólo con los juegos de su red de estudios como diferenciadores frente a la competencia de Microsoft. Tuvieron que cambiar el giro de la marca (¿se acuerdan de la tipografía Spider-Man del primer logo?), bajar el precio de la consola e implementar una fuerte estrategia para volver a atraer a los estudios externos. En un comienzo, sufrieron mucho. De entrada, recuerdo que los primeros BioShock y Mass Effect fueron lanzamientos exclusivos de Xbox 360. A medida que el PlayStation 3 recuperó mercado, esos casos disminuyeron.
Sistemas imposibles de fabricar sin un subsidio
También debemos considerar que Nintendo no tiene otras fuentes de ingreso que no sean los videojuegos. No es un Microsoft que nada en dinero con Windows y Office o un Sony que tiene un saludable negocio de seguros. No por nada Kimishima, el nuevo presidente, propuso diversificar la compañía en (y cito): “manufacturar y vender dispositivos médicos y software de computadora, invertir en establecimientos de alimentos y licenciar los derechos de la propiedad intelectual de Nintendo.” El plan no es nuevo. El fallecido Satoru Iwata tenía planes serios de crear una plataforma de mejora de calidad de vida y hay proyectos avanzados para películas y parques temáticos. Y es que la industria de los videojuegos fue inflada artificialmente con dinero que provenía de otros lados. Tanto Sony como Microsoft expandieron su cuota de mercado subsidiando sus consolas. Esto significa que las vendían a un precio menor que el que costaba producirlas. La estrategia es una clara señal de que su objetivo al entrar al negocio de los videojuegos era establecer una base instalada de usuarios lo más grande posible y capitalizar después con servicios y software. Para compañías como Nintendo eso significó quedar rezagadas inmediatamente en términos tecnológicos. ¿Cómo diablos compites con alguien que vende su producto con pérdida si tú no tienes otra fuente de ingreso?
La ruta que siguió Nintendo fue la innovación. La realidad es que aunque el PlayStation 4 y el Xbox One están atrasados tecnológicamente, siguen estando infravaluadas y serían sistemas imposibles de fabricar sin un subsidio de parte de sus fabricantes. La estrategia tradicional de Nintendo evita que la compañía se arriesgue a hacer algo similar. En cierta forma, el Wii U es el camino “natural” de las consolas y es el poder gráfico y tecnológico que podemos pagar por menos de $400 USD. Armar una computadora igual de poderosa que el PlayStation 4 por menos de $350 USD es imposible, en especial si consideramos que debemos incluir el costo de un control. El Nintendo NX probablemente no será mucho más poderoso que un Xbox One, pues la compañía no podrá vender el aparato por menos de lo que cuesta fabricarlo. Microsoft y Sony llevan generación tras generación haciéndonos creer a todos que el poder de sus respectivas consolas es algo que puedes adquirir a un precio accesible (sí, incluso el PlayStation 3 se vendía con pérdida). Esto forzó a los desarrolladores y a los consumidores a aceptar los estándares gráficos que tenemos hoy en día como la norma. La ironía es que este crecimiento artificial ocasiona muchísimos problemas: producciones multimillonarias, ciclos de desarrollo de más de 2 años, juegos que son lanzados con bugs y errores, parches de primer día y mil cosas más.
El efecto secundario que tuvo esto en Nintendo es devastador. La compañía, de entrada, ni siquiera estaba lista para desarrollar juegos en alta definición. Quizá ahora se nos hace normal, pero recordemos que el PlayStation 3 y el Xbox 360 impulsaron el gaming en HD antes de que los televisores que tuvieran esa resolución se hicieran populares. ¿Te preguntas por qué pocos juegos tienen actualmente los 1080p y 60 fps mientras que el Wii U puede manejar esos estándares sin mucho problema? El poder gráfico de las consolas creció a un ritmo insostenible, alimentado por la inyección de capital de Sony y Microsoft. El resultado es el esquema roto de desarrollo que tenemos hoy en día . Optimizar juegos para múltiples plataformas con motores de terceros es difícil y caro. Por eso sólo vemos alta calidad gráfica en las exclusivas de estudios que tienen su propio engine de juegos como es el caso de Naughty Dog y Uncharted 4. The Witcher: Wild Hunt en consolas es un desfile de NPCs horriblemente animados, bajones de frame rate y calidad gráfica inferior. Es el resultado de incrementar la escala y complejidad, pero tener que maximizar las ganancias vendiendo en múltiples plataformas. En el pasado, un equipo de menos de 50 personas podía crear un título AAA como Chrono Trigger; Nintendo podía tener distintos equipos pequeños desarrollando con velocidad y eficiencia. Tan sólo recuerda Majora’s Mask que tuvo un ciclo de desarrollo cortísimo. Hoy en día resulta imposible desarrollar en alta definición y con los estándares fijados por los juegos modernos sin un equipo multimillonario. La “PC Master Race” se quejará todo lo que quiera sobre cómo las consolas “atrasan” el gaming, pero ignoran que al consumidor común, que es el que sostiene la industria, no le interesa gastar $800 USD, vaya ni siquiera $500, para jugar algo disponible en un aparato de $350 USD. Y mucho menos gastarán $2000 o $3000 USD para jugar en 4K. No hay un mercado que sostenga juegos que superen el poder gráfico de las consolas, que de por sí está subsidiado.
Y, aún así, confío en Nintendo
Pero regresemos a Nintendo, que ya no puede sostener por sí misma una consola con su software. El desarrollo se ha vuelto complejo, difícil y demandante. Por algo les ha tomado tanto tiempo implementar una estrategia en línea y el Wii U no tuvo juegos. Además, recordemos que la compañía debía mantener el 3DS, lo que dividió sus esfuerzos en 2. Para el Nintendo NX la compañía debe buscar la forma de unificar su desarrollo para poder llenar la plataforma de software de calidad. También deberá buscar la manera de permitir que los juegos de PC puedan ser adaptados fácilmente. La guerra de consolas siempre ha sido una batalla por conseguir el mejor software. En cierta forma, es una guerra por atraer desarrolladores a tu plataforma. El desarrollo se ha vuelto tan complejo y las exigencias del consumidor tan altas que necesitas de terceros para tener éxito. Quizá el Wii consiguió triunfar al expandir el mercado y con su software accesible, pero a menos de que Nintendo consiga replicar el fenómeno con algo innovador que expanda el mercado, necesitará a Grand Theft Auto y Call of Duty en su nueva consola si no quieren quedarse en menos de 13 millones de unidades vendidas, como ocurrió con el ya difunto Wii U. Podemos imaginar un mundo rosa, feliz y decirle a los fanboys que las consolas no mueren mientras haya alguien jugándolas, pero eso es la fantasía de los vencidos. Nintendo no va a cerrar los brazos y exclamar alegre “¡el Wii U no ha muerto, pues hay gente que todavía lo juega!” Por algo están planeando un movimiento agresivo que implica ya no lanzar software para la plataforma. Querido fanboy, una consola está muerta cuando ya nadie hace juegos para ella.
Los juegos de Nintendo condenaron el Wii U. No tuvimos ni una sola killer app que vendiera consolas. Ésa es la realidad. La compañía no logró repetir el éxito de Wii Sports, Mario Kart Wii o New Super Mario Bros. Wii. Con el Wii U ni siquiera tuvimos un Mario Galaxy en forma. Lo único que nos quedó fue un Super Mario 3D Land glorificado en la forma de 3D World. Podrán argumentar que la consola tiene grandes juegos con buena calificación en Metacritic, pero la realidad es que la librería de la consola es mala. Nintendo no va a basar su estrategia futura en la opinión de los “expertos” que declaran que Star Fox Zero es el juego del año. La compañía, como cualquier otro negocio, va a buscar vender más y aumentar su participación en el mercado. Basta del sentimentalismo barato: el éxito de las consolas está directamente relacionado con su librería de juegos. Lo he dicho muchas veces: el hardware es un obstáculo para acceder al software. La gente sólo compra un Nintendo para poder jugar Mario. Palabras de Yamauchi, no mías. Y la historia lo ha demostrado muchas veces: a nadie le importó el súper chip del PlayStation 3, el control con pantalla del Wii U o Kinect en Xbox One. Los jugadores quieren, ¡vaya sorpresa!, buenos juegos: corrieron a comprar el Wii por Wii Sports, el PlayStation 2 por Grand Theft Auto: San Andreas, el Xbox 360 por Halo 3 o el PlayStation 3 por The Last of Us. Todos fueron éxitos en ventas. En cambio, ¿qué juego justificaría la compra de un Wii U? Responde, no como fan, sino pensando en el consumidor general: ¿Bayonetta 2?, ¿The Wonderful 101?, ¿Super Mario 3D World?, ¿Mario Maker?, ¿Star Fox Zero? La cuestión no es si alguno de esos títulos te llama la atención a ti, sino al gamer promedio que tiene más de 500 horas en Destiny, 200 en Grand Theft Auto V o 100 en Fallout 4, The Division o Witcher: Wild Hunt. La respuesta es un rotundo no. Y no lo digo yo, lo dicen las ventas de cada uno de esos juegos.
Y, aún así, confío en Nintendo. No porque sea sentimental o un nostálgico empedernido, sino porque la compañía ha demostrado en el pasado tener, como se dice en inglés, balls of steel. En la época del NES no sólo lanzaron una consola en medio de una crisis en un mercado desconocido para ellos como Estados Unidos, sino que la presentaron como un juguete. La década pasada, el gran Iwata dio la espalda a la alta definición y lanzó un aparato barato, con un esquema de control nuevo y, además, enterró la marca Game Boy en favor de una portátil con 2 pantallas y un nuevo nombre. En 2004 la compañía tenía todo en contra: sus rivales inflaban sus sistemas con dinero proveniente de otras divisiones, vendían con pérdida, acaparaban a los desarrolladores y creaban costosos sistemas en línea. ¿Qué hicieron en su conferencia? Un tipo subió al escenario a decir: “Mi nombre es Reggie. Lo mío es patear traseros, tomar nombres y lo nuestro es hacer juegos.” Su cuerpo estuvo listo desde el primer momento. Ése es el Nintendo que ganó su generación de consolas sin perder dinero por cada aparato vendido. Ése es el Nintendo que necesitamos ver el próximo año cuando el Nintendo NX sea lanzado.
La estrategia de Kimishima es clara: lanzar el NX con una gran librería de juegos. Que Zelda haya sido retrasado y que el Wii U haya sido abandonado en términos de software significa que toda la red de estudios de la compañía está enfocada en la nueva plataforma. Claro, es un insulto para los dueños del Wii U, ¿pero qué importa? Sólo son 12 millones. La cifra es risible en comparación a los 100 millones del Wii o los 150 del Nintendo DS. La compañía debe hacer lo necesario para sobrevivir y volver a ser relevante, no para atender los reclamos de una base reducida de fans empedernidos en creer que Star Fox 64 fue un gran juego, que los juegos físicos son algo maravilloso y que entre más papel y baratijas de plástico vengan con el software es mejor. Al público real sólo le importa el juego, no cómo viene envuelto o cómo es distribuido.
El consumidor final que juega odia el hardware. A él no le importará la realidad virtual, Kinect o un control con pantalla si no hay software que le interese. Al final, ni siquiera es cuestión de atraer third parties. Todo se resume en incentivar un entorno que propicie la mayor producción de killer apps posibles. Si tienes los medios para fabricarlas tú mismo (como con el Wii), perfecto; si necesitas usar a terceros, también está genial. El secreto de cada consola exitosa siempre ha sido y será un conjunto de grandes desarrolladores creando grandes juegos. Todo lo demás es charlatanería, mercadotecnia y wishful thinking.
¡Son los juegos, estúpido!
Nintendo tiene que hacer exactamente lo opuesto que hizo con el Wii U: no mostrar primero su control. ¿A quién le importa? La gente quiere ver el software genial que lo acompañe. Recuerdo con emoción aquel trailer del Wii que no mostraba absolutamente nada salvo lo que podías hacer con el control. Pero eso no fue lo que produjo el éxito de la consola. Ése vino con Wii Sports, Mario Kart Wii y New Super Mario Bros.. En ese caso, la compañía fabricó sus propias killer apps. Con el Wii U, por causas que ya señalé, no pudo hacerlo. ¿Cuál debería ser la estrategia para NX? Por ahora, parece que es lanzar la plataforma con tanto software como sea posible. Nunca sabes de dónde podría venir la próxima killer app. Por algo los móviles están destrozando el mercado tradicional de juegos. Su software indispensable viene en todas formas y tamaños: algún día un programador de segunda decide hacer Five Nights at Freddy’s, un estudio al borde de la quiebra lanza Angry Birds o alguien renuncia a su trabajo para dedicarse de lleno a Minecraft y lanzar una versión para celulares. Ni Apple ni Google debieron mover un sólo dedo para crear esos íconos del gaming. Nintendo tiene la opción de volver a intentar fabricar esa killer app ellos mismos, delegar todo a terceros o un modelo híbrido como el del PlayStation 2.
Mi opinión es que el enfoque del NX debe ser el software, no el hardware. La plataforma debe tener una gran librería de juegos. Hay muchas formas de lograrlo, pero si vuelven a cometer el error del Wii U —dar toda la relevancia al control por sobre lo que podías jugar con él— están condenados al fracaso. No se trata de una infraestructura para jugar, un disco duro más grande, mejores gráficas, poder de procesamiento o cualquier invento raro. ¡Son los juegos, estúpido! Quizá el hardcore pelo en pecho lomo plateado busque cosas superficiales como buenos gráficos, juego en línea o cientos de horas de contenido, pero para el común denominador todo eso son sólo herramientas que están supeditadas a una sola cosa: que el maldito juego lo entretenga. Nintendo, ¿tú cuerpo está listo?
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