Halo es una franquicia basada en una mitología propia, y nos muestra un universo lleno de valor, coraje, heroísmo y, sobre todo, misterio. En apariencia, la tecnología es uno de los temas principales, ya que desde el principio la humanidad hace gala de increíbles avances, especialmente en lo que respecta a la genómica y al viaje interestelar, con lo que demuestra intereses tanto endógenos como exógenos. Todo esto es evidente cuando nos percatamos de la magnitud del Pillar of Autumn, al inicio de Halo: Combat Evolved, sin embargo el vistazo a las estaciones de defensa espacial de la Tierra en Halo 2 nos ponen en perspectiva, especialmente cuando las vemos disparando municiones de tres mil toneladas de peso a 120,000 km por segundo.
Otra de las proezas de la humanidad fue realizada durante el desarrollo del proyecto Spartan II, conducido por la doctora Catherine Halsey, en el que secuestraron a 75 niños previamente seleccionados genéticamente para entrenarlos en las artes de la guerra. Posteriormente este grupo de soldados fue sometido a una serie de controvertidos procesos experimentales que les darían huesos irrompibles, al fundir una aleación de cerámica y carburo; aumento agudo de masa muscular; crecimiento acelerado; reflejos sobrehumanos y percepción visual aumentada. Desafortunadamente, estos procedimientos le costaron la vida a 30 de los Spartan y lisiaron a 12 más, dejando 33 miembros activos después de las mejoras.
Los miembros que salieron vivos y no sufrieron deformaciones o daños irreparables muy pronto comenzaron a mostrar superioridad marcial antes desconocida. La mayoría de los Spartan II pueden levantar hasta tres veces su peso corporal, correr a velocidades superiores a los 55 km/h y poseen un tiempo de reacción superior al de un humano promedio, sin embargo, estas características son solamente la primera parte del programa, ya que el destino de estos guerreros era utilizar una de las piezas de ingeniería más avanzadas y sorprendentes del mundo: la armadura de batalla Mjolnir.
Durante la primera prueba en vivo de la quinta iteración de la armadura, John 117, que se graduaría con el título de Master Chief, venció en combate armado a un grupo de ODST (el grupo de combate élite de la marina) e incluso sobrevivió el ataque de una aeronave de combate, logrando (por unos instantes) una velocidad de 105 km/h. Esta nueva armadura incluyó notables mejoras en relación con el modelo pasado, ya que no solamente incluía escudos recargables de energía que protegían al usuario del daño, sino que también le permitían a una inteligencia artificial alojarse en la armadura y trabajar en conjunto con el usuario, aumentando sus reflejos notablemente, además de maximizar su eficiencia en el campo de batalla, brindándole información al momento, acceso remoto a sistemas computacionales y protocolos de seguridad informática avanzadas.
Sin embargo, casi todos estos logros se vieron eclipsados cuando la humanidad encontró un nuevo e implacable enemigo: el Covenant. Esta sociedad estaba formada por diversas razas reunidas bajo el estandarte religioso de los profetas, la clase dominante, quienes creían que los vestigios de los Forerunners, una antigua y súper avanzada civilización que se había expandido miles de años atrás a lo largo de la Vía Láctea, escondían el secreto para trascender a un siguiente plano de consciencia. La búsqueda de cualquier vestigio tecnológico forerunner se convirtió en una verdadera cruzada para el Covenant.
Lo interesante es que este conjunto de culturas se dedicaba también a analizar, derrotar, someter y absorber cualquier civilización que se cruzara en su camino, siempre y cuando demostrara tener algo importante que ofrecer al Covenant. En la línea temporal de Halo: CE, la raza más recientemente añadida eran los jiralhanae, una especie de bestias simiesca agresivas y brutales, cuya naturaleza violenta y aguerrida había causado conflictos internos que culminaron en una guerra civil de proporciones planetarias, casi condenando a la raza entera a la extinción y reduciendo su capacidad tecnológica a un estado primitivo. Estos seres son los únicos en todo el Covenant que prefieren pistolas de proyectiles a las armas de plasma mucho más sofisticadas favorecidas por sus demás integrantes.
Estas armas y muchas otras cosas más sitúan al Covenant en un lugar tecnológicamente muy alto en comparación con la humanidad. Entre las maravillas que ostenta esta civilización galáctica se encuentran rayos de plasma súper calentado y condensado gracias a una especie de sobre electromagnético que les da forma y una densidad suficiente como para cortar placas de titanio reforzado de tres metros de espesor, como si fuera papel. También poseen escudos avanzados de energía que protegen sus naves de cualquier peligro, incluyendo las más poderosas ojivas nucleares disparadas por humanos, la única táctica que ha resultado efectiva hasta el momento es disparar cargas MAC (Cañón de Aceleración Magnética) para sobrecargar el escudo y posteriormente colocar cargas nucleares dentro del rango de protección energética, de manera que la explosión se contuviera y acabara con la nave.
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