Esta es la clase de experiencia que nos recuerda que no hace falta quebrarse la cabeza para lanzar al mercado un muy buen juego. Trials Evolution reúne lo principal: pulida presentación visual, nivel de desafío adictivo mas no frustrante y toneladas de diversión tanto local como en línea. En pocas palabras, es la clase de título Arcade que todo mundo debe tener en su colección, sin importar cuál sea su género predilecto.

Para quienes no lo conozcan, Trials es una ingeniosa fusión bidimensional de motocross con plataformas que ya tuvo una primera entrega aunque de menor escala. Se trata de un claro heredero espiritual para clásicos de la talla de Excitebike o incluso –ya en épocas más recientes–, para FlatOut; hablamos de un juego con desparpajo, que no se toma muy en serio, pero que aun así demuestra elevados estándares de calidad en su manufactura.

La dinámica en general es simple y nos pone en control de un pequeño motociclista cuya meta es cruzar, de lado a lado, cientos de escenarios a campo traviesa. Para ello habrá que mantener equilibrada su motocicleta sin importar lo alto de un precipicio o lo inclinado de una pendiente. Sobrevivir no es problema, pues reiniciar desde el punto de control más cercano toma menos de un segundo, pero para aspirar a las mejores marcas hay que ser casi perfecto y caer el menor número de veces.

Sólo hay cuatro mandos: acelerar, frenar e inclinar al piloto hacia adelante o hacia atrás, pero esa estructura puede retorcerse en mil y un formas que se ajusten a cada tipo de pista. Hay de todo, desde trayectos relativamente tradicionales con montículos de tierra para saltar, pasando por fundidoras, instalaciones suspendidas en el aire con bucles y péndulos, homenajes a juegos como Limbo, niveles inspirados por el clásico Día D, la Guerra del Golfo hasta la planta nuclear de Prípiat.

Lo mejor de Trials Evolution es que dentro de su sencilla fórmula encuentra un buen número de variantes creativas que mantienen la experiencia fresca. El eje de todo es la modalidad Carrera, donde avanzamos a través de varios eventos de progresiva dificultad, repartidos en categorías o licencias. Existen cuatro licencias, empezamos en la D hasta llegar a la terrible A, cada una con sus propias pruebas y recorridos.

No todas las competencias se pueden acceder desde el comienzo y es ahí donde entran el dinero y las medallas. El primero sirve para comprar accesorios, tanto para nuestro motociclista como para su siempre fiel corcel de acero, mientras que las preseas –dependiendo si son de oro, plata o bronce– desbloquean nuevos desafíos. Naturalmente, entre mejor sea nuestro desempeño en un nivel, más créditos y preseas obtendremos, y más rápido abriremos todo lo que Trials Evolution tiene para ofrecer.

Además de la Carrera está el menú Habilidades de Circo –uno de nuestros favoritos–. Tal como dicta su nombre, aquí la competencia tradicional abre paso al espectáculo y quizás en vez de llegar al otro lado de un escenario, la meta sea lograrlo con combustible limitado, sin frenos o sin inclinar a nuestro personaje. Incluso en ocasiones las cosas se ponen más locas y nos veremos tripulando un platillo volador o siendo catapultados para alcanzar la mayor distancia, no con la moto sino con su pobre piloto equipado sólo con una tabla en cada brazo para aletear y ganar así unos cuantos metros. Sobra decir que la dosis de diversión llegará a niveles insospechados.